El recuerdo de Mañanas Informales, la revolucionaria idea de Jorge Guinzburg que cambió la televisión para siempre
“La dosis justa de información e informalidad para las primeras horas del día”. El slogan de Mañanas informales resumía a la perfección el espíritu del ciclo que llegó para darle un cambio de aire a ese momento del día en que la pantalla chica estaba atenta y acostumbrada a los ciclos de noticias más tradicionales, dejando de lado el tiempo que podría ocuparse en entrevistas mano a mano, o incluso en momentos de distensión, como que empiece a sonar una canción y todos comiencen a saltar y golpearse al ritmo de la música. Eso era el ciclo, eso y mucho más, gracias al carisma y profesionalidad de Jorge Guinzburg.
La receta era tan simple como combinar información, entretenimiento y humor sin golpes bajos y siempre haciendo partícipe al televidente, que era uno más del “club de amigos” que todas las mañanas se sentaba en el sillón. Lanzado en 2005 y transmitido hasta 2008 por la pantalla de El Trece, este ciclo supo conquistar de inmediato con un enfoque fresco y dinámico, desmarcándose de las ofertas televisivas de la época, y sentando las bases de lo que hoy es habitual en esa franja.
Estrenado en mayo de 2005 con el horario de 9.30 a 13, con un estilo más acartonado de lo que después se recordaría, con el pasar del tiempo la figura de Jorge fue clave para encontrarle la vuelta para poder hacer más descontracturados los momentos, y darse un tiempo, sin dejar de lado la actualidad y los temas candentes, para debatir aquellas cuestiones que también estaban presentes en la mesa de todos los argentinos.
Ya para mediados de 2006, él mismo detallaría en charla con Diario Popular: “Ahora la mañana funciona muy bien, es muy, muy fuerte. El programa dio sus buenos frutos y el horario matutino cambió”, dando cuenta que para intentar competir con esta nueva propuesta, desde Canal 9 lanzaron De 9 a 12, con Maby Wells y Chiche Gelblung, en tanto que en la pantalla de Telefe haría su irrupción AM, con Vero Lozano y Leo Montero a la cabeza.
“Es pilar la información, darle otra vuelta a la noticia y sobre todo el sentido del humor”, explicaría el conductor sobre el ciclo que en ese momento contaba con la participación de Ernestina Pais, Osvaldo Bazán, Mario Mazzone, Martín Souto y el Bicho Gómez en la piel del Payaso Malaonda y Hernán Chiozza en la locución. “Me propuse que el programa sea esto. Que la gente pueda divertirse, informarse y me parece que esto ocurrió”, afirmó, y recalcó el aire que se respiraba en el ambiente: “Hay una química muy especial. Hay algo que se produce que tiene que ver con el clima que creamos todos los que estamos y con las cosas que pasan a diario”.
Compañera no sólo en TV sino también en radio -juntos encabezaban todas las tardes Vitamina G, de 18 a 20, por Mitre-, Ernestina Pais recordó para Teleshow aquella experiencia inolvidable: “Para mí es algo irrepetible en la televisión y se merece muchos homenajes. Cambió la televisión en varias oportunidades, obviamente La noticia rebelde, obviamente La biblia y el calefón con él solo espadeando con cuatro invitados y obviamente Mañanas informales, donde él puso a prueba todos los temas. Podía venir Silvia Süller, podía venir José Nun para debatir con los chicos que estaban tomando la Universidad y los colegios nacionales y sentarlos en un living y que ese tema midiera. Él siempre me decía ‘no hay temas poco interesantes, es cómo lo contás’, y él era un hombre que para mí tenía la mezcla exacta entre lo culto y lo popular”.
“Jorge no se repite más, un tipazo además, porque para mí un número uno no se define únicamente en su performance profesional, se define también en cómo era él como persona afuera de la tele, y para mí no hay otra persona como él. Lo recuerdo mucho, e intentamos este año con Mañanas Públicas (TV Pública) hacer algo con el espíritu de Mañanas Informales y la verdad es que yo le debo todo a él. Para mí fue un antes y un después en mi vida. Descubrí mi profesión y descubrí a una persona maravillosa que extraño cada día, y a la vez cada día tengo presente”, expresó conmovida al acercarse la fecha del 12 de marzo: “Es el día de mi cumpleaños, quizás su última gran broma. Lo recuerdo todos los días con mucho afecto”.
Respetar los tiempos que cada espacio necesitaba fue una de las claves para el éxito del ciclo, como la posibilidad de tomarse hasta media hora para una charla mano a mano con algún invitado, lugar donde la vorágine de la información matutina cedía a la posibilidad de parar la pelota y centrarse en historias de vida, relatos maravillosos o el descubrimiento de nuevas figuras. Así, por caso, pasaron nombres de la talla de Roberto Gómez Bolaños, Charly García, Diego Maradona, Xuxa o Soledad Pastorutti, quienes eran presentados en el famoso segmento “Biografía express” donde en menos de un minuto se detallaba toda su vida.
Otro de los segmentos innovadores que contribuyeron a la popularidad del envío fue “El pogo de las 12″, a través del cual el programa conseguía una conexión única con su audiencia. Nacido casi por casualidad, un día en que el conductor no estaba de buen ánimo y pidió un tema que levante el ambiente. Conseguido el resultado que se buscaba, desde allí todos los días al mediodía sonaba “Como Alí”, de Los Piojos, para comenzar a saltar y golpearse desde los que se encontraban delante de cámaras como los que había detrás.
Más que una experiencia laboral, fue una experiencia de vida increíble”, resume Hernán Microfonito Chiozza, en charla con Teleshow. “Estar ahí esos cuatro años, tres horas y media en vivo todos los días, con el genio y el líder de Jorge Guinzburg, su creador, empresario y humorista y todos los oficios y profesiones que tenía, un gran maestro con una generosidad enorme. Todos los que empezábamos con él, siempre terminábamos mejor de lo que estábamos. Potenciaba a todos, cada uno en lo suyo”.
“Fue increíble todas las cosas maravillosas que pudimos vivir, compartir, lo que nos divertíamos cada mañana”, continúa el locutor. “Su gran desafío era justamente transformar las mañanas de la televisión que hasta entonces casi no había, eran noticieros en blanco y negro, y lo de él fue ponerle color, alegría, fue maravilloso, fueron momentos angelados. Lejos, fue el mejor programa de televisión del que pude participar y con la mejor gente. Era muy extenuante por la cantidad de horas que demandaba, pero un agradecido para toda la vida de Jorge y a la vida misma de haber podido trabajar junto con él y con el resto de mis compañeros y compañeras”.
Al cruzar el horario matutino y el mediodía, era lógico que contara con un segmento de cocina, que en un primer momento estuvo a cargo de Graciela Bordín, para luego cederle el espacio a Georgina Mangui. en tanto que los dos últimos años allí estuvo Jimena Monteverde: “El programa fue un antes y un después en mi vida, la verdad es que a partir de ahí, más allá que aprendí un montón, fue la meta a seguir para hacer un programa”, dice la actual cocinera de Mirtha Legrand y Juana Viale. Y se explaya: “Primero, porque aprendí del número uno, de Jorge una persona inteligente, talentosa y que además se sabía poner en un segundo plano y darte protagonismo, cero divo, cero ego. Fue una persona que tenía su carácter, que te enseñaba a trabajar, pero te daba la libertad que necesitabas para dejarte volar. Así, cada uno se lucía”.
La cocinera explica que la unión que se veía delante de cámara era la misma que existía detrás: “Armamos un equipo increíble tanto de maquillaje, de vestuario, cámaras, todos integrados y todos participando. Eran tres horas y media de programa que se te pasaban volando. Aprendí muchísimo, siempre con la meta de intentar replicar algo así, sin dejar de lado que él era el uno, el conductor, el productor, el que se daba cuenta si estabas mal. Un programa que no sé si volverá a existir y que quedó en el recuerdo de los grandes y de los chicos que lo veían”
Uno de los instantes que quedó en la memoria de todos ocurrió el 4 de mayo de 2007, cuando el conductor se afeitó en vivo su clásico bigote. Todo había comenzado menos de dos meses antes, el 23 de marzo, cuando Gastón Recondo, columnista deportivo en ese entonces, se enfrentó al desafío de bajar de peso: “Si peso más de 85 kilos el 4 de mayo, me tengo que poner al aire la camiseta de Boca. Si peso menos de 85, no me la pongo. Ahora, si además de pesar menos de 85, peso exactamente 83 el señor se afeita el bigote”, propuso el periodista. Alguien advirtió un gris en la propuesta “¿Y qué pasa si, por ejemplo pesa 84?”, a lo que Jorge contestó sin dudar: “Somos felices los dos”.
La balanza electrónica ya estaba en el centro del estudio, y todos atentos a su alrededor. Leo Sbaraglia, quien invitado esa jornada, estuvo en la posición de jurado que daba fe de todo lo que estaba sucediendo. Recondo se subió a la balanza y los números marcaron una cifra que superó todas las expectativas: 82.3 kilos. El estallido de júbilo en el estudio fue total, no solo por el objetivo logrado por el periodista deportivo, sino porque Jorge tenía que cumplir su palabra.
Con una afeitadora eléctrica, de a poco el conductor comenzó a cumplir con lo acordado, ante la atenta mirada de Roberto Giordano. De repente, sonó el teléfono y dejó abruptamente su tarea porque Eugenia, su madre, tenía unas palabras para decirle, que lo llenaron de lágrimas: “Jorge, para mí sos siempre lo más grande que hay, todo te va a quedar bien”.
La afeitadora eléctrica dejó paso a la espuma de afeitar y una clásica maquinita doble hoja. Para el final, su cara fue tapada por una toalla para luego presentar al mundo la versión sin bigote de Jorge Guinzburg,una marca personal que lo acompañaba desde sus 17 años y ante cuyo desafío cumplido aventuró sin suerte: “Espero que me crezca para el lunes”. ¿El público? Rendido a sus pies, esa jornada se llegó a un pico de rating de 19.7, algo impensado para las mañanas.
“Era el programa perfecto de la mañana”, sintetiza Recondo, protagonista directo de ese hito televisivo. “No hubo ni habrá mejor programa que ese porque tenía todo, era el más completo y todo partía de la cabeza de un genio que a nosotros nos marcó para siempre”, agrega el periodista en diálogo con este medio. “Jorge era un tipo que en las mismas tres horas y media de programa te hacía reír, te hacía pensar, te informaba, te educaba, te instruía y te acompañaba con muchísimo profesionalismo. No recuerdo que nadie además de él haya hecho algo así jamás, quizás porque uno como Guinzburg nace cada 20 años. y no siempre hace lo que hacía él”.
Emocionado en su relato, Recondo cuenta cómo influyó en su oficio trabajar con alguien como Jorge: “Él fue una bendición para mí porque nunca creí que iba a aprender tanto al lado de una persona o integrando un grupo de trabajo como me pasó con el programa. Para mí era ir a aprender todos los días y además la pasaba bien. Era como un posgrado, si vos pensabas que eras algo, ahí incorporabas muchas cosas a tu profesión y a tu vida. Yo no soy el mismo, no pienso igual que antes de hacer el programa y eso se lo debo”.
Apenas unos días después de esa apuesta perdida, llegó uno de los momentos más duros del ciclo. Mario Mazzone, quien había comenzado como “el serio” del programa, el encargado de la data dura, figura también de TN y eximio locutor, fallecía el domingo 20 de mayo de 2007 como consecuencia de un paro cardíaco que le produjo una embolia cerebral mientras jugaba al golf en su casa de Pilar. Hacía meses que venía luchando contra un cáncer de pulmón con metástasis.
La mañana de ese lunes 21 de mayo, todos sentados en el sillón, casi no pudieron hacer el programa. Jorge Guinzburg relató la situación con la voz quebrada: “Bueno. los que estaban viendo Arriba argentinos vieron la mejor manera de recordarlo a Mario. Hoy estamos de duelo, ayer nos enteramos de la noticia. La gente no lo sabía, obviamente no lo teníamos por qué decir, estaba bancando una enfermedad desde hacía tiempo, estaba peleándola y manteniendo el mismo clima, la misma alegría. Ayer en una cancha de golf, deporte que él amaba, murió Mario Mazzone. Nosotros no estamos en condiciones de hacer el programa, simplemente estamos acá para despedirlo y hoy la mañana va a ser distinta. Nosotros vamos a acompañar hoy a Mario en su último lugar”.
Luego de tres exitosas temporadas, el inicio el año 2008 estaba previsto para el lunes 17 de marzo, pero otra vez la tragedia enlutaría al ciclo. Jorge Guinzburg falleció el miércoles 12 de marzo de 2008 por la mañana tras haber sido internado en la clínica Mater Dei seis días antes por la fractura de una vértebra. Tenía 59 años y estaba afectado por un derrame pleural y una neumonía generados a partir de un cáncer pulmonar.
En medio de ese panorama fue que se retrasó la salida del ciclo al aire, decisión que se tomó particularmente como signo de respeto hacia Andrea Stivel, su esposa y productora del envío, y a todos sus compañeros de equipo, ya con Ronnie Arias acompañando a Ernestina en la conducción. Juntos comenzaron la cuarta temporada desde el 15 de abril, en su clásico horario de las 9.30. Incluso ese año también hubo una versión vespertina, Tardes informales, que llegó al aire en época de vacaciones de invierno, desde el 21 de julio, en el horario de las 16.30 hasta las 18 y con el mismo equipo de las mañanas. Sin embargo, el ciclo solo estuvo tres semanas en el aire en esa franja, tras darle paso a Tardes de acción, un compilado de grandes momentos de Policías en acción.
Sobre el tema, Ronnie rememora para Teleshow: “Sin dudas, hay un antes y un después en la televisión argentina desde Mañanas Informales. Tenía todo lo que vos querías ver. Era el programa al que todo el mundo quería ir y aparte tenía a uno de los cerebros más grandes que dio la República Argentina. Jorge era ácido, inteligente, buena persona, buen compañero, buen jefe de equipo. El programa reunía todo, ganar de verlo, color, ideas nuevas, creo que fue el último gran exponente de la televisión argentina pensada antes de salir al aire”.
Finalmente, el 19 de diciembre de 2008 el ciclo salió por última vez al aire, con una emotiva despedida, como era de prever, atravesada por las lágrimas de todo el equipo y con agradecimientos a quienes participaron del programa durante los cuatro años en los que estuvo en el aire. Como corolario, Jorge Guinzburg tuvo su propia biografía express, antes del saludo final que estuvo a cargo de Ernestina, quien se mudaría luego a Telefe para conducir CQC.
Por su parte, pese a las ganas de una nueva temporada, para la que ya se rumoreaba que la dupla conductora sería Miguel Ángel Rodríguez y Maju Lozano, cuestiones presupuestarias dieron por tierra con esa idea. Además. se especuló con un cambio de pantalla y una continuidad desde América el año siguiente, pero todo quedó en la nada y esa fue la despedida definitiva del ciclo nacido en mayo de 2005 y anclado para siempre entre los programas más importantes de la televisión argentina.