El triunfo de Godzilla en los Oscar deja claro que no hace falta derrochar dinero para tener unos efectos especiales magníficos
'Godzilla Minus One' triunfó en los Oscar en un año que ha sido significativo para Japón, ya que Miyazaki se llevó el premio a la Mejor película de animación por 'El chico y la garza'. Pero lo de Godzilla era una deuda pendiente: el saurio radioactivo en su encarnación original apenas ha tenido reconocimiento fuera de sus fronteras, ya que en términos de público siempre ha sido un producto de culto (insistimos, en su versión japonesa), y por supuesto, academias y certámenes nunca le han prestado atención.
Hablamos, eso sí, de un premio técnico, los efectos especiales, pero también hablamos del primer Oscar para Godzilla (lo que conlleva que es la primera vez en décadas que gana el premio una película no norteamericana), todo un acontecimiento para fans de las monster movies. Y con una pequeña coda: el presupuesto total de 'Godzilla Minus One' fue de quince millones de dólares en total. Es decir, que solo una parte de esa cantidad (mucho más teniendo en cuenta que es una película de época, es decir, que también exige una inversión en escenarios, vestuario y atrezzo) fue destinado a los efectos.
Como es lógico en una película como ésta, de serie B y con abundancia de efectos, el guionista y director -Takashi Yamazaki- es también el jefe del equipo de trucajes. Es la primera vez que el director de la película y también responsable de los efectos gana en esta categoría desde que Stanley Kubrick lo consiguiera también con '2001: Una odisea en el espacio' en 1969.
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Lo realmente significativo del logro no es que la película gane un premio, ya que sus efectos especiales lo merecen. Son sencillamente soberbios, una mezcla de trucajes prácticos y retoques CGI que consiguen el efecto deseado en una película como esta, una secuela directa del film clásico de 1954: rememorar el estilo del Godzilla de siempre a la vez que resulta verosímil para el espectador actual. Lo digno de elogio es a quién deja atrás: 'Guardianes de la Galaxia Vol. 3', 'Napoleón', 'Misión imposible: sentencia mortal' y 'The Creator'.
Altos presupuestos, bajos resultados
Es decir, películas que multiplican por quince el presupuesto de Godzilla ('Guardianes' o 'Napoleón', por ejemplo, rondan los 200 millones, y 'Misión imposible' los 220, todas ellas sin contar marketing), pero que tienen efectos especiales comparables en lo técnico, pero posiblemente mucho menos creativos. Los de 'Napoleón' o 'Misión Imposible' son efectos para brindar verosimilitud a historias supuestamente realistas, y los de 'Guardianes' son la prolongación de un estilo que ya tiene años de tradición y muestra signos de cansancio. Los únicos comparables a 'Godzilla Minus One' en términos de creatividad e innovación son, significativamente, los de otra película "menor": 'The Creator'.
La película de Gareth Edwards (devoto de los kaiju eiga por su parte, como demostró en su debut 'Monsters' y en su primera película de gran presupuesto, el remake de 'Godzilla' de 2014) tiene también un presupuesto reducido, 80 millones de dólares, pero unos efectos especiales de primerísima categoría capaces de rivalizar también con los de sus competidores. Estamos ante un vuelco, quizás, en la percepción de este apartado: si el CGI debería servir para algo es para abaratar los procesos y dar un paso más en términos de sofisticación y realismo, no para regar de brilli brilli cada plano y disparar los presupuestos.
'Godzilla Minus One' ha hecho de la necesidad virtud y ha optado, en muchos casos, por el reciclaje: por ejemplo, una sola cubierta de los barcos de guerra se reutilizó una y otra vez cambiando elementos de atrezzo de sitio. Como cuentan en este vídeo oficial sobre los efectos, el equipo de apenas 35 personas tuvo que agudizar al máximo su ingenio para crear 610 planos en solo ocho meses.
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Este ingenio permitió, por ejemplo, que el movimiento de los barcos en el bar embravecido por la presencia de Godzilla se generara mediante una mezcla de efectos digitales muy discretos, movimientos de cámara y la interpretación de los actores, que simulaban estar en medio de una terrible tempestad. Soluciones de crisis para una película que ha dado una lección de optimización de recursos y que, entre otras cosas, podría venir bien para poner coto a los excesos de Marvel y compañía.
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