A 10 años de la muerte de Jorge Ibáñez, el recuerdo de sus amigos, y la emoción que los invade cada vez que pronuncian su nombre
14 de marzo de 2014. Jorge Ibáñez tenía una agenda cargada de compromisos: por la tarde, estaba invitado al programa de Mariana Fabbiani (El diario de Mariana) para presentar su nueva colección, la misma que mostraría al día siguiente con un exclusivo desfile. De aquellos inolvidables que acostumbraba a organizar con sus mejores modelos sobre la pasarela.
Más temprano, por la mañana, buscó mantener su rutina diaria de actividad física. Salió de su casa a las siete, entrenó y regresó a su hogar para alistarse y continuar con sus compromisos laborales. Sin embargo, fue encontrado sin vida a media mañana en su departamento en el barrio de la Recoleta. Una mujer que colaboraba con las tareas domésticas en su hogar y también en su atelier -ubicado sobre la calle Guido, en el mismo barrio porteño- lo descubrió sobre el suelo, todavía con ropa deportiva.
Días más tarde, el resultado de la autopsia arrojaría que el diseñador de alta costura de 44 años había tenido una falla cardíaca provocada por una cardiopatía hipertrófica dilatada. Dicha patología suele ser genética.
14 de marzo de 2024. A 10 años de su muerte, Ingrid Grudke, Anamá Ferreira, Elina Fernández de Costantini y Daniel Gómez Rinaldi -cuatro de sus amigos más confidentes- lo recuerdan entre lágrimas, risas, anécdotas y emoción. En tanto, su madre, Mabel, agradeció el contacto y el cariño, pero indicó que no tiene intenciones de expresarse públicamente. “Ella está muy bien, agradece los homenajes a su hijo pero prefiere estar así”, dijo a Teleshow uno de sus allegados.
“A mí me pasa simplemente que siento que no se fue”, sostuvo Ingrid Grudke al hablar de Jorge Ibáñez. “Que siempre está acá, acompañándome”, continuó y agregó que cuando asiste a algún evento siempre encuentra una persona que le dice maravillas del diseñador, que tienen los mejores recuerdos de él. “Siempre hablando de su buena onda, su buena energía, que en el lugar que entraba era amoroso, respetuoso y valoraba el trabajo de este medio, ya sea maquillador, peluquero, modelo. Siempre pagaba a todo el mundo”, remarcó la modelo.
Y contó que un día la puso en aprietos al pedirle que le cotizara por su trabajo para lucir sus diseños. “Si vos no me cobrás, no desfilás para mí”, se puso firme Ibáñez. “Yo ¡siendo íntima amiga!”, mencionó Grudke y destacó: “Eso, para mí tenía, mucho valor porque respetaba a cada trabajador de este medio”.
“Lógicamente extraño su abrazo, su compañía”, se mostró acongojada y recordó algunos de los “viajes únicos” que compartieron a lugares como París (Francia) o Londres (Inglaterra) -conocidos como las mecas de la moda mundial- y aclaró que no los tiene presentes por los destinos en sí, sino por lo que vivieron en cada uno de ellos. “Yo siempre digo que uno termina de conocer a una persona cuando comparte todo el día. Cuando te levantás y sabés si está bien o mal. Ahí es cuando realmente terminás de conocer a alguien en su intimidad”.
La modelo –que ahora se alejó de las pasarelas y se dedica al fisicoculturismo, disciplina con la que compite mundialmente– admitió que todavía le cuesta creer que hayan pasado 10 años de la muerte de Jorge Ibáñez: “Lo siento cerca. Siento que en algún momento lo voy a volver a ver”.
Elina Fernández -actual esposa del empresario Eduardo Costantini- fue la última musa de Jorge Ibáñez y quien lo acompañó en su último tiempo. Por ese entonces, planeaban lanzar un perfume, además de estrenar su próxima colección. Al igual que con las otras modelos y amigas, el diseñador compartió viajes con ella, quien recuerda hasta el día de hoy aquella charla que tuvieron en la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, en París, en la que le confió que ya tenía seleccionado el vestido para su boda.
“Para mí Jorge fue, y es, mi gran amigo. Si bien ya no está físicamente, este año se cumplen 10 años de su ida, de su viaje al cielo. Seguimos conectados hasta el día de hoy porque considero que la gente se va de manera física, pero de manera almática (sic) sigue estando. Él es una gran persona en mi vida, es un regalo de Dios en mi vida, donde hay personas cuya mejor manera de llamarlas es como de luz, de amor, de felicidad. Siempre recuerdo todo lo que hemos vivido juntos. Hasta el día de hoy lo tengo presente en mi vida, en mi corazón, en mi alma”, dijo la modelo a Teleshow.
Y, sobre aquel 14 de marzo de 2014, aseguró: “Realmente, sufrí mucho por su partida, porque éramos amigos muy íntimos. A veces pienso que no hace falta tanto tiempo, sino que es la calidad del tiempo que uno vive con las personas”. También remarcó que fue el diseñador quien le “abrió las puertas a los medios”: “Yo si bien tenía mi nombre, él quería que yo fuera famosa, que me llamaran de todos lados. Así que él me enseñó mucho del medio y de la vida. Le agradezco a Dios que me haya regalado ese gran amigo”.
Por su parte, contó que tenían muchos proyectos laborales juntos, viajes pendientes a Dubai (en mayo de 2014) también para presentar su colección. Y admitió que se emociona al hablar de él. “Lo extraño mucho, es una gran persona, irremplazable, única. Pero que seguimos conectados por siempre, estoy agradecida por su amistad, por todo el amor que me dio, por toda la compañía. Porque literalmente cuando nosotros nos hicimos amigos yo estaba soltera y él era casi como mi marido: de siete días nos veíamos cuatro o cinco veces a la semana”, detalló sobre la relación.
La modelo también recordó que luego de la muerte del diseñador se fue a vivir primero a México y luego se instaló en Nueva York “porque no podía suplantar ese vacío”. “Y ahora lo vivo de una manera divina, de un regalo del cielo. Yo creo que Dios necesita ángeles y que por eso la gente divina no está entre nosotros, porque son ángeles que vienen a darnos una misión en la vida, a acompañarnos, a darnos luz. Y se van en su mejor momento, como él me lo dijo en nuestro último viaje a París”, agregó Elina Costantini.
Anamá Ferreira, que también compartió desfiles, viajes y una amistad inquebrantable, se emocionó hasta las lágrimas al recordar al diseñador, a quien ve literalmente todos los días, ya que lo homenajeó al poner una foto suya en el hall de entrada de su casa. Se trata de una imagen tomada en la coqueta avenida Champs Elysées en París, durante un viaje en el que Ibáñez la invitó al emblemático cabaret Lido. “Me dijo ‘ponete un vestido largo’”, recordó la exmodelo brasileña sobre aquella inolvidable experiencia que eligió destacar en la entrada de su hogar.
“Jorge es mi hermano. Yo cada vez que pienso en él lloro. Cada vez que me acuerdo Jorge -ahora, por ejemplo-, mis ojos se llenan de lágrimas, porque lo extraño muchísimo. Siempre que veo algo, no sé, La Semana de la Moda, pienso ¿qué estaría haciendo George?. Siempre que veo los programas digo ‘George seguro estaría ahí, bailando’. Lo extraño, era mi hermano, mi amigo, era todo. Me divertía con él”, siguió.
Por su parte, se sinceró al reconocer que le cuesta incluso caminar por la puerta del atelier que el diseñador tenía en el barrio de la Recoleta. “No puedo pasar por la cuadra de su boutique porque veo el local triste, cerrado, sin luz. Y la verdad es que George era luz, era energía. Lo extraño todos los días y todos los días que paso por mi casa lo tengo ahí, mirándome”, agregó Ferreira y recordó otro viaje que compartieron junto a Marley -en su clásico programa Por el Mundo- en el que una cámara a toda hora a los acompañaba a los invitados del conductor: “Estuvimos dos horas matándonos de risa sin libreto”.
“Era todo: buena persona, generoso, amigo. Mi corazón explota de emoción”, continuó Anamá Ferreira, emocionada hasta las lágrimas al recordar a Jorge Ibáñez a 10 años de su muerte.
Daniel Gómez Rinaldi, por su parte, también recordó al diseñador y tuvo palabras cálidas al hacer referencia a la fecha que considera “muy especial para nosotros”, haciendo referencia a su entorno más íntimo. “Para el mundo de la moda fue un diseñador número 1, y lo va a seguir siendo. Para sus padres, un hijo ejemplar. Y para su círculo de amigos, un amigo como no hubo otro”.
Al igual que Anamá, el periodista contó que también lleva una foto de Jorge Ibáñez: la tiene sobre en un portarretratos sobre su escritorio. “Guardo muchas imágenes: salidas compartidas, comidas, viajes. Me quedo con todo lo bueno que vivimos: las risas, los chismes, lo gracioso que era, buen amigo, lo confidente”, destacó. “Me falta en el día a día, pero guardo cada uno de los recuerdos. Jorge Ibáñez, sin lugar a dudas, uno de mis amigos más especiales”, agregó Daniel Gómez Rinaldi.