Mariano Cúneo Libarona explicó sus planes de reforma para la Justicia y contó las tres cosas que le pidió Milei
El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, detalló las medidas que puso en marcha desde que asumió el cargo, advirtió que “es una vergüenza” que el 33% de los cargos judiciales del fuero federal estén todavía sin cubrir, y elogió las condiciones del juez federal Ariel Lijo para ocupar una de las vacantes de la Corte Suprema.
“Necesitamos hacer un enorme cambio y dentro de lo que podemos hacer desde el Ministerio de Justicia, es necesario abarcar el orden legislativo, el orden estructural, la designación de jueces. Confiamos -y en eso se nos va la vida- en realizar estos cambios estructurales dentro del enorme material de cambios que en otros órdenes están llevando a cabo otros ministros que nos encontramos en la misma situación”, afirmó.
El ministro habló este mediodía ante los asociados del club Buenos Aires del Rotary Club. Reveló que su presencia allí le recordaba a su padre, que había sido integrante de la organización y contó una serie de anécdotas familiares y personales. Entre ellas, recordó el tiempo compartido con muchos de los presentes, sobre todo abogados de prestigio que tienen también una intensa actividad como rotarios. Mencionó a varios juristas y hombres del derecho, como Juan Carlos Cassagne, quien fue el último profesor que le tomó examen en la Facultad de Derecho.
Cúneo Libarona contó ante un auditorio de varias decenas de invitados y socios cómo fue lo convenció Javier Milei de asumir el Ministerio de Justicia y que, si bien le costó dar el paso por una aversión a la política partidaria, al final aceptó. “Un día pensé en mi papá, pensé en el país y dije ‘creo que puedo hacerlo y para eso tengo un gran equipo’”, reveló el funcionario y mencionó a sus dos asesores principales, Marcelo Ruiz y Nicolás Ramírez.
Recordó que Milei, al proponerle sumarse al gobierno, le pidió tres cosas: “La primera, división de poderes e independencia judicial. Dos, tenés muchos cargos para nombrar jueces, fiscales, jueces, y que todos sean por idoneidad, no amiguismo, ni política. Y la última, que la Justicia se incorpore a la sociedad: basta de líos, operaciones y descrédito”. El ministro destacó especialmente su relación con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, con quien afirmó que hablaron sobre la necesidad de “decir basta a los piquetes, basta de usurpaciones, basta de robos con tanta violencia” y que él le planteó la idea de “mano justa, no mano dura, que para los penalistas es la proporcionalidad, un castigo proporcional al daño cometido”.
La reforma de la Justicia
En el discurso que brindó el ministro, tras una presentación del presidente Juan Insúa, y del secretario honorario José Siaba Serrate, Cúneo Libarona destacó que “el primer gran desafío” y objetivo como ministro es la designación de jueces del ámbito federal, ya que actualmente hay un 33% de vacantes sin cubrir. “Hay tribunales orales que no tienen jueces. De tres jueces no hay ninguno. Hay concursos de hace nueve años en el interior del país. Es una vergüenza la demora del Estado, a través del Consejo de la Magistratura, del Ministerio de Justicia, Senado, es inadmisible”, contó.
Al respecto, contó que antes de fin de año, el fin de semana largo por la Navidad, elaboraron el concurso para 70 magistrados, un lote que empezó a ser analizado en el Senado y que es parte de las negociaciones con los gobernadores para acelerar la cobertura de esas posiciones. Es el primer paso porque, reconoció, “hay 200 pliegos más que están dando vueltas en el Consejo” o están todavía sujeto a examen. “Ejemplos: la Cámara Penal Económico, sobre seis jueces, tiene dos. La Cámara del Crimen sobre 18 tiene 11. Es inadmisible. Hay que dedicarse a elegir sin política. Es simple. Es idoneidad, honestidad, dedicación. Y si saben derecho, mejor. Pero es elegir jueces dignos, porque este país necesita jueces dignos”.
El segundo punto al que está abocado en el Ministerio figura “establecer en todo el país el sistema acusatorio de orden federal”, que modifica el escenario actual, ya que a partir de la vigencia del nuevo sistema el fiscal cumple un rol fundamental y el juez que solamente interviene en materia de injerencia, por ejemplo, allanamientos, interceptaciones telefónicas, detenciones, excarcelaciones o la decisión de elevar la causa a juicio. “La idea es tratar de avanzar paulatinamente, pero rápido y con las posibilidades económicas que tenemos en un país en crisis, para implementar este sistema”.
Y el tercer objetivo es el de modificar el Código Penal, que ha sufrido más de 150 reformas. “Hay que actualizarlo porque cambió el mundo y hay nuevos delitos. A mí me preocupan mucho los ciberdelitos, que es lo que se viene y me preocupa mucho el grooming, la discriminación. Tenemos que modificarlo desde con un ordenamiento procesal idóneo en todo el país, con un nuevo régimen penal de la juvenil. La ley actual es de 1980 y los chicos de 14 a 16 años de los años 80 no son los mismos chicos que hoy. Hay que establecer un sistema que reduzca la imputabilidad pero que les dé propuesta de resocialización”.
“El otro gran cambio que estamos trazando es la política criminal, porque acá se dio un gran esfuerzo a la lucha y castigo a los militares -hacia eso se dirigió todo el esfuerzo del Estado- y luego en políticas de género. Se perdió el verdadero destinatario de la política criminal, que es la víctima, la persona que sufre dolor y que no tiene en ocasiones posibilidades de que el Estado, la audiencia, el Estado la reciba.
El caso Lijo y la Corte
El ministro de Justicia también habló sobre la propuesta del presidente Milei de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema y elogió los antecedentes para ocupar ese puesto. Contó que desde diciembre estaba su candidatura junto a otras personas, algunas mujeres, pero finalmente el jefe de Estado optó por ese magistrado, habida cuenta que, según su óptica, no hay texto normativo que lo obligue a elevar al Senado a una candidata.
“Lo conozco mucho a Lijo. Lo conocí cuando él era un jovencito de 18 años que entraba a tribunales y me atendía en Mesa de Entradas. Lo conocí cuando era secretario de la Cámara Federal, Sala Primera, y atendía siendo secretario la Mesa de Entradas y se acordaba todas las causas de memoria. Me lo encontré después siendo juez federal y compartimos Facultad durante varios años”, contó Cúneo Libarona.
Y agregó: “Siempre me llamó la atención el respeto y cariño que le tenían todos sus pares, siendo que Comodoro Py es un edificio de alguna dificultad en cuanto a la armonía. Los secretarios, que algunos tengo yo en mi cátedra, lo admiran y todos los empleados del juzgado que conozco lo quieren muchísimo y todos quieren entrar en su juzgado porque aprenden”. Además, dijo que leyó “más de 100 fallos de Lijo y son fallos adecuados y ajustados a derecho y si hacemos una estadística y le preguntan a la Cámara Federal, le va a decir que le confirma muchísimos”.
“La Cámara sabe perfectamente quiénes son los jueces de primera instancia y cuando los reciben lo miran según el juez de una manera u otra. A Lijo le confirman en general el 70 u 80% de sus fallos”, consideró Cúneo Libarona y resaltó que como magistrado y también como experto en el mundo del derecho “tiene sentido común, tiene lógica y -creo- va a tener armonía, que es muy importante en ese tribunal”.
Sobre la Procuración General, un cargo que está vacante hace años, “hay varios nombres en estudio, lo mismo que hubo varios nombres al momento de elegir al o proponer a los ministros de la Corte”. “En lo personal no tengo ningún apuro (en definir quién proponer al Senado), pero se analiza”, dijo Cúneo Libarona y no descartó que, en este caso, sí sea una mujer la que sea elevada a la Cámara alta para su análisis y aprobación.
Finalmente, Cúneo Libarona también habló sobre su tarea al frente del Ministerio de Justicia, al que definió como “un monstruo administrativo de 7.000 empleados. El organismo “estaba demorado en el tiempo, no tenía actividad, no desarrollaba las funciones que establece la Ley de Ministerios”, dijo el abogado. “No tenía ni idea de que de cómo era esto. Había estado estudiando, pero era teoría. Encontramos que no andan los ascensores, pisos tomados por sindicatos, suciedad, se llevan el papel higiénico los viernes, no había controles de horario”, concluyó.