Sorpresa en GH: un nuevo congelado trajo la visita de un exintegrante del certamen y despertó la ira de Alfa
Gran Hermano (Telefe) sigue siendo una caja de sorpresas y, después de que el pasado lunes haya ingresado Walter Alfa Santiago a la casa en calidad de invitado especial, esta noche se sumó su archi rival, Ariel Ansaldo. Luego de haberse conocido en la edición anterior del reality show que actualmente conduce Santiago del Moro, ambos volvieron a verse las caras y todo voló por los aires.
En un principio, Big Ari hizo su ingreso en una edición especial del “Congelados”, el desafío dentro del juego en el que participaron los familiares de los distintos participantes con el objetivo de darles aliento mientras ellos debían mantenerse imperturbables ante la visita. En este caso, el ex “hermanito” entró con Cariños, la mascota de papel de Juliana Furia Scaglione y que esta tarde los participantes la hicieron volar por fuera de la casa atándola a una serie de globos con el deseo de que se convierta en un “golden ticket” para que alguien entrara a jugar a la casa.
“Menos mal que te rescató Big Ari. Menos mal, Cariños, porque aquellos fueron. Te rescató Big Ari y volvimos a la casa. Mirá, se ríen todos, ¿quién fue?”, dijo Ariel, fiel a su estilo histriónico, mientras caminaba por el pasillo del parque y de fondo se escuchaban algunas risas contenidas de parte de los “hermanitos” ante su aparición. “Sí, reíte vos, Chino”, le decía a Martín Ku, tentado con la situación. Al entrar al living, los saludó a todos. ”¿Cómo están? Ay, mi amor, no me llorés, Cata”, le dijo a la participante que se emocionó con su aparición.
“Ay Dios, qué belleza que son”, dijo y empezó a saludar uno por uno. Al llegar hasta Alfa, el sexagenario ni lo miró ni atinó a sonreír, ni nada. Mantuvo su mirada fija hacia un punto incierto, mientras el recién ingresado seguía recorriendo la casa. “Mirá, Alfa, la pieza donde nos peleamos por primera vez”, dijo al llegar a uno de los cuartos y recordar una de las disputas que los dividió para siempre. “Ay, qué olorcito. Sos vos, casa. Sos vos, Gran Hermano. Encima me pusieron esta música…”, seguía Ansaldo, mientras de fondo sonaba una melodía emotiva, en consonancia con los recuerdos que seguramente se le cruzaban por la cabeza al exparticipante.
Luego, la música cambió hacia “Friends Will Be Friends” (Queen) y Ariel aprovechó sus últimos segundos para darles un consejo a todos los jugadores. “Este es un lugar ideal para hacerse amigos, aprovechenlo, por favor”, dijo. Al retirarse, todos exclamaron sorprendidos y con risas la llegada de Ariel, menos, claro, Alfa. “Ni lo miré, no lo quise mirar”, decía orgulloso el sexagenario. Sin embargo, la sonrisa se le borraría minutos más tarde, cuando se anunciaba que Ansaldo se quedaría unos días a ser parte del juego, al igual que él.
Todos corrieron a abrazar a Ariel, felices, cuando hizo su reingreso. Pero Alfa empezó a caminar en círculos. “Me voy, yo me voy. Agarro la valija y me voy a la mierda. Me voy a mi casa con mis amigos”, amenazó. Furia lo seguía, tratando de convencerlo para que revea la situación. Incluso Ansaldo hizo lo mismo: “Pero daaaale, quedémonos a disfrutar, los chicos están contentos”. Y cuando estaba por encarar para el confesionario para anunciar su salida, Santiago del Moro se enlazó con la casa y le pidió que se acercara al living para charlar con él y con todos.
“Alfa, honrás la casa como pocos, sos un jugador de toda la cancha, hay gente que te quiere, gente que no. Sos blanco o negro, no tenés matices. Pero me parece que vos podés educar mucho a los chicos, porque ya estuviste ahí. Este es un juego de convivencias y en las diferencias, está cuando uno tiene que sortear un montón de cuestiones que tienen que ver con lo personal. Digo esto, porque no todos los que están ahí se bancan. Y en la vida pasa lo mismo, tenés que surfearla. Vos tenés todo el derecho del mundo para estar ahí, Big Ari también. La casa es de Gran Hermano, el dueño es el Big. Hay obstáculos, vos sos una persona durísima y no podés decir que te vas porque llega Big Ari, Alfa. Quien te enfada, te domina”, se despachó el conductor. “No, no me enfada, no es cuestión de enfadarse”, respondió el sexagenario. “Pero dale, vamos a disfrutar juntos, Alfa”, lo alentó Ariel, componedor.
“Cada uno haga la suya, la casa es gigante. No me podés abandonar a esta altura, Alfa. Tenés todo el derecho del mundo a irte, como cualquiera. La puerta está abierta para todos. Son gente que estimo y no quiero que se la pierdan. No te enojes, Alfa”, insistió Del Moro. “No me enojo, negrito. No es que me enojo. No estoy cómodo. Yo vine para disfrutar, creo que estoy disfrutando con todos. Me he llevado bien con todos, salvo algunas muy pocas excepciones, nos hemos matado de risas. Hasta ahora yo venía disfrutando, pero esto no”, se defendió el sexagenario. “Eso que te generó Ari a vos, a lo mejor es lo que vos le generaste a alguien en la casa y se lo tuvo que fumar, ¿entendés? Entonces, cada uno se adapta, la casa es grande. Adaptense, chicos. Es un juego de convivencia”, dijo el conductor.
“Tampoco soy Judas, pará un poco Alfa. No vino nadie a hacertela pasar mal. No sos el protagonista, vamos a disfrutar con los chicos, vamos a dar el ejemplo, un año más. Quedate, dale, podemos estar los dos tranquilos acá, es hermoso este lugar. Nos encanta estar acá. ¿Cómo te vas a ir así, al divino botón? Vamos, Alfa, vamos a intentarlo”, lo arengó Ariel. “Estaría bueno que la casa lo mande a un cuarto a uno, a un cuarto al otro. Como cuando a una fiesta llegan dos que no se pueden ni ver. Yo creo que con el correr de los días hay muchas cosas en las que puede haber puntos de encuentro”, propuso el conductor y cerró el enlace con la casa.
Luego, la emisión fue a la pausa y, a su regreso, las cosas quedaron en suspenso. Aparentemente, Santiago sigue en la casa, pero el conductor hizo un anuncio antes de cerrar la transmisión. “Alfa hizo la fulminante, mañana vamos a ver cómo sigue esto”, dijo Del Moro.