Con el llamado a elecciones en el PJ Bonaerense, el kirchnerismo quiere dar señales de apertura y calmar la interna
La decisión de Máximo Kirchner de convocar a elecciones en el PJ Bonaerense movió las estanterías del peronismo de la provincia de Buenos Aires en forma inesperada. Si bien el líder de La Cámpora había adelantado en algunas reuniones privadas que tenía en mente hacer la convocatoria, nadie esperaba que fuera tan pronto. Fiel al estilo kirchnerista, concretó el anuncio cuando menos se esperaba.
La fecha apuntada es el 17 de noviembre. Hoy, en la reunión del consejo nacional del PJ, que se realizará a las 18 en la sede de Matheu, se definirá que esa misma fecha sea en la que se convoque la elección a nivel nacional. Además, se comenzará a discutir cómo se conformará la mesa de Acción Política, que se resolvió armar en el último congreso partidario, y cuál será su función.
El año pasado, Kirchner había asegurado que no estaba atado a la conducción del partido, pero no aclaró si llamaría a elecciones. Lo cierto es que el comunicado que publicó ayer dejó en claro dos cosas. La primera es que no se presentará para ser reelecto. En su entorno no confirmaron si impulsará un sucesor vinculado a La Cámpora, pero podría ser una opción. La segunda es que su mandato terminará antes de los plazos establecidos.
El legislador asumió al frente del partido en diciembre del 2021 y debería terminar su gestión en diciembre del 2025. La elección sería un año antes. Ese es uno de los principales argumentos que tiene el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, para cuestionar la convocatoria electoral. Gray, un peronista histórico de la provincia de Buenos Aires, es el principal detractor de Kirchner.
Lo enfrentó públicamente cuando asumió al frente del partido, sin competencia y antes de que concluyera el mandato anterior, que lo tenía a él y a Gustavo “Tano” Menéndez, intendente de Merlo, como dupla presidencial. Lo acusó de manipular el partido, de no tener representación ni consenso para estar al mando y de adelantar el proceso electoral sin causa.
Después de la asunción de Kirchner, Gray hizo una presentación ante el máximo tribunal aduciendo que no hubo una elección formal en el partido, que 12 miembros del Consejo no tenían la antigüedad necesaria de afiliación, que es de dos años, y que había otros 7 que estaban afiliados a otros partidos. El lider camporisa asumió con respaldo político de todos los sectores – incluso con el del entonces presidente Alberto Fernández -, pero sin presentarse a la elección. De ese proceso de aferró Gray para judicializar la elección.
Ese cuestionamiento llevó a Gray a separarse del círculo de intendentes peronistas del conurbano y a presentar una denuncia judicial contra Kirchner, debido a que no se habían cumplido los plazos establecidos, y advirtiendo que el proceso judicial estaba plagado de irregularidades. El jefe comunal de la tercera sección electoral quedó aislado y comenzó a dar, en soledad, una disputa contra el hijo de Cristina Kirchner y La Cámpora.
Un par de semanas atrás Gray dio un paso más en esa discusión política interna, cuando cuestionó a la ex presidenta, mientras brindaba una conferencia en Quilmes. “Otra vez sopa”, escribió en sus redes sociales, junto a una foto de él tomando sopa y de fondo el televisor con una imagen de CFK en la localidad bonaerense. El mismo mensaje publicó el ex intendente de Hurlingham Juan Zabaleta, nuevo aliado de Gray, junto a Facundo Moyano, el dirigente gremial que hace tiempo se distanció de la coalición peronista.
Los tres conforman una alianza anti K en la provincia de Buenos Aires, a la que se incorporó en los últimos días Federico Martelli, un dirigente de la Red Federal Peronista. Ese pequeño bloque busca germinar la construcción de una oposición más voluminosa ante la agrupación ultra K.
“Nos quieren correr por Twitter. Máximo puso una fecha que se le ocurrió a él sin consultarle a nadie. Ni al consejo partidario ni a los intendentes. ¿Por qué se iluminó y se le ocurrió hacerlas en noviembre? Estos chicos no entienden que el Partido Justicialista tiene sus plazos”, indicaron en Esteban Echeverría. La alusión es a Kirchner y la agrupación que lidera. Al igual que sucede en la interna K que lo tiene en el medio a Axel Kicillof, el problema es más con ellos que con la ex vicepresidenta.
Lo cierto es que el líder camporista convocó a la elección después de haberle adelantado a unos pocos dirigentes lo que tenía decidido. Tal es así que muchos se sorprendieron con la noticia en la mañana del lunes. En el corazón del kirchnerismo aseguran que la decisión del líder camporista está anclada en la idea de “ordenar institucionalmente el partido en un año que no es electoral” y hacerlo “de cara a los afiliados”, abriendo la competencia para que se presenten los candidatos que quieran.
Además existe una intención de Cristina Kirchner de ordenar la interna kirchnerista para bajar el nivel de ruido que hay en venas opositoras. La convocatoria a elecciones parece ir de la mano de ese mandato. En La Cámpora explican que hacerlo este año tiene que ver con evitar llevar adelante un proceso electoral partidario en medio de un año que tendrá elecciones legislativas a nivel provincial, como sucederá en el 2025.
“Gray quería competir. Tiene una causa en la Corte Suprema contra Máximo. Ahora que hay elecciones, ¿no se va a presentar? Hace dos años que habla de la interna del partido”, señalaron en el camporismo. En Esteban Echeverría respondieron: “Cambiaron el calendario electoral como se les ocurrió. La gente está en otra cosa. Tiene otros problemas graves como para que estemos discutiendo una interna del peronismo”.
En el pequeño bloque opositor -que asoma la cabeza y se expone públicamente- afirman que en los últimos meses la agrupación ultra K mandó a muchos militantes a afiliarse para poder engrosar el padrón e inclinar la balanza en el caso de que termine habiendo una competencia entre un candidato que represente a La Cámpora y un oponente de otro sector.
“Van a hacer un simulacro de elección y después La Cámpora se va a terminar quedando con el partido. Hace rato que el PJ dejó de ser un partido de mayorías. Y el kirchnerismo ahora es una fuerza que solo se limita a la provincia de Buenos Aires”, indicaron en el grupo donde confluye el tridente Gray-Zabaleta-Moyano. Otros intendentes que no están alineados al kirchnerismo duro tienen las mismas dudas sobre la realización de los comicios.
Además, algunos creen que si Kirchner empuja a un sucesor de su núcleo -como podrían ser Eduardo “Wado” de Pedro o Mayra Mendoza-, que esté amparado por CFK, la mayoría de los intendentes se alinearán, desinflarán cualquier posibilidad de competencia y le terminarán dando volumen a la candidatura que lleve el sello K y, sobre todo, de La Cámpora.
En el caso específico de Gray, en el municipio consideran que la decisión de Kirchner de adelantar las elecciones puede estar vinculada al avance de la causa judicial -donde pidió la impugnación de la elección del líder camporista al frente del partido – que lo tiene al intendente como denunciante y que está siendo analizada en la Corte Suprema de Justicia. Suspicacias y desconfianza.
El tridente opositor no descarta la posibilidad de hacer una nueva presentación judicial por el adelantamiento de las elecciones del partido. Tampoco descarta, en el caso de que la convocatoria electoral quede firme, presentar un candidato para competir, pese a estar en desacuerdo con el tiempo y la forma en la que se realizarían los comicios.
“Hay un nivel de discusión por abajo que si no se traduce en cuestionarle la autoridad como presidente, va a parecer raro”, sentenció un intendente del conurbano, que forma parte del debate subterráneo que hay en el peronismo bonaerense, donde se cuestiona la conducción de Kirchner, su legitimidad su liderazgo. Sus críticos esperan que esa discusión se traduzca en un debate a cielo abierto, que active el movimiento dirigencial.
El kirchnerismo está tratando de dar algunas señales de apertura en este nuevo tiempo en la oposición. El llamado a una competencia en el PJ Bonaerense, que se replicará en el PJ Nacional, va en esa sintonía. Un intento por ampliar el esquema opositor y poner en marcha los motores partidarios. En otros sectores del peronismo desconfían de esa actitud y creen que es solo una puesta en escena, pero que en el fondo lo único que les interesa es seguir teniendo el poder en un puño.
Cristina Kirchner sobrevuela todo el conflicto del peronismo en la provincia, donde el kirchnerismo es la fuerza política más importante. Tiene un puñado de dirigentes -en el esquema de Axel Kicillof- que se sublevaron frente a su liderazgo. No siente que se lo pongan en jaque, sino que están ansiosos por tener lugar en la mesa de decisión y están equivocando los tiempos de la discusión. De todas formas, tiene la responsabilidad, como jefa del espacio politico, de evitar que esa estructura explote por los aires.
En el grupo de intendentes que rodea al gobernador bonaerense tienen la decisión de enfrentar a Máximo Kirchner y La Cámpora. Es un incógnita saber si tendrán un candidato en la elección de fin de año, pero quienes los frecuentan aseguran que la intención es “no aflojar” en la confrontación con la agrupación ultra K. Para hacerlo existe una luz verde de Kicillof, que es cuestionada en el camporismo, donde lo acusan de no frenarlos y de incentivar una disputa de poder a destiempo. “Va a haber listas en las elecciones de todos los PJ municipales. A discutir con los votos en el territorio”, advirtieron. Nadie sabe cuándo llegará la calma. Si es que algún día llega.