El Turco García: su experiencia en fiestas swinger y el día que su esposa lo agarró infraganti
Claudio Omar García (60), conocido como el “Turco García”, es un exfutbolista y entrenador que tuvo una destacada trayectoria en el fútbol argentino. Disputó más de 400 partidos en Primera División y es considerado ídolo en Huracán y Racing. Tras retirarse como jugador profesional en 2001, siguió vinculado al mundo deportivo como director técnico en varios clubes. Un mal paso lo llevó a las adicciones y su vida, tal como la conocía, se derrumbó. Acompañado por su familia, ingresó a rehabilitación y recibió el alta en 2008.
Esa experiencia, sin embargo, lo impulsó a crear una fundación para tratar a personas que sufren adicciones. “Yo siempre digo: ‘No prueben la cocaína, porque es un impermeable. Te tapa la lluvia, pero se te moja la ropa’. Uno toma como una excusa o porque tiene un problema. No hay que consumir. Es terrible. Yo no tengo secuelas, por mi pasado de deportista. Nunca tomé alcohol en mi vida y eso me salvó, porque yo tomaba, lo tomaba lo suficiente como para estar muerto”, explicó.
Multifacético y audaz en sus declaraciones, se hizo un lugar en la televisión. Concursó en el programa de cocina MasterChef Celebrity Argentina (Telefe) en 2020, durante la pandemia; fue panelista en Polémica en el bar (América); y participó del Hotel de los famosos (El Trece), entre otros proyectos.
Actualmente, se volcó a las plataformas digitales: es conductor anfitrión en Lo del Turco, una especie de reality show donde reconocidos invitados del ámbito futbolístico y de espectáculos debaten sobre temas de actualidad, cuentan anécdotas y suceden situaciones insólitas. Según reveló, el mes que viene viajarán a Estados Unidos. “Nos vamos a Miami. Vamos a hacer la Copa América, en dos motorhome, como un reality. Esperemos que la gente siga gustando”, se ilusionó.
Metrosexualidad y fiestas swinger
El Turco: — Yo dije soy, soy metrosexual, me hago cargo.
Rulo: — ¿Cómo es la puesta a punto del “Turco metrosexual”?
El Turco: — No, yo me depilo todo con cera.
Rulo: — Un dolor.
El Turco: — No, porque la primera, la segunda duele. Después ya se debilitan. Se debilita el vello y si vos no lo dejás crecer, ya sale sola, ya te acostumbras. Y después sí, con la maquinita. Sí, me pongo el espejo y toda la cola, así, todos los huev… Todo. Queda todo depiladito.
Rulo: — Cero kilómetro. ¿Fiesta swinger sí o no? ¿Tu jermu sabe?
El Turco: — No, no, no. Pará, pará, bolud… No.
Rulo: — Es espectacular. Dice: “Fiesta swinger, sí”. ¿Tu jermu sabe? “No, pará. Escuchá”. ¿Con quién ibas a ir, Turco?
El Turco: — A veces hay solo, sola y en pareja.
Rulo: — ¿Irías con tu jermu a una fiesta swinger?
El Turco: — Sí. Pero porque me contaron.
Rulo: — Ok. A ver, contame qué te contaron.
El Turco: — Cuando vas con quien sea, con tu señora o quien sea, no es obligación de que tenés que estar… Bueno, ya no puedo mentir. Yo fui por curiosidad y vi gente que estaba tomando algo, muy respetuoso.
Rulo: — Acá en Buenos Aires.
El Turco: — Sí.
Rulo: — ¿A Anchorena fuiste?
El Turco: — No, de Anchorena me echaron una vez. Me echaron del hidromasaje. Yo voy solo y le digo: “Si veo algo bien te digo”. Y cuando voy por ahí disfruto y le digo: “Mirá mi amor, no vayas que es un asco”.
Infidelidad
El Turco: — Me he portado mal y lo he reconocido y me han perdonado.
Rulo: — Contame de esa vez.
El Turco: —Me agarró mal. Y me echó a la mierda. Me echó. Tenía las valijas.
Rulo: — Te preparó las valijas.
El Turco: — Todo. Y digo: “Qué boludo”. Tengo una mujer que no es tóxica. No te hace una videollamada. No te mira el teléfono.
Rulo: — Es una copada.
El Turco: — Después que hacés esas cagadas, te da bronca. Tampoco me voy a hacer el Juan Pablo II. En el programa hay una parte que estoy en Mar del Plata con una camioneta. Me han prestado un auto, en realidad se lo había sacado al dueño porque estaba alcoholizado. Entonces digo: “Dejá, te llevo el auto, yo”. Para un auto y le digo: “Pasá, mi amor”. Se lo digo bien. “No, mi amor. Pasá vos que te quiero dar un beso. ¿No me conoces?”, me dice. Y yo empecé: “Soy yo, pero no soy yo”. Yo quería decir: “Sí, el Turco García soy yo, pero no soy yo. Porque este auto no es mío”.
Rulo: — Claro.
El Turco: — Y ahí todo rápido. Digo: “Este salió a la noche, reconocieron el auto, las pibas pararon para saludarlo y me estoy comiendo un garrón por el hijo de put…”. Y Mariela me hacía así… (N.d.R.: mueve la cabeza). Y después cuando se va acercando: “No soy yo, pero soy yo, pero no soy yo”. Y me dice: “Soy la hija del negro, bolud…, el que tiene una gomería en Mar del Plata”. Llegué hasta acá y dije: “Me da un beso y me mato”. Y me abraza: “Soy la hija del Negro”. Me gané la lotería. No sé, yo estaba pensando: “Qué le digo a Mariela si es de verdad una mina que estuvo con vos” si ya sabía todo: “Estás sucio”, me decía. Esas cosas, viste… ¡Y se grabaron!
Diego Maradona
Rulo: — ¿Se lo extraña al Diego?
El Turco: — Sí, sí. Yo le decía Armando. Yo tengo un audio que lo guardó mi hijo. De cuando él tuvo el problema en la cabeza, ¿te acordás que lo operaron? Yo le mandé un mensaje: “Armando, a ver cuando nos vemos”. Y me escriben una cosa que yo sabía que no era él. Entonces seguí con el audio y le digo: “Decile a Armando que me atienda cuando se despierte. Que no sos vos. No te hagas pasar por Maradona”. Me manda un mensaje en un audio, medio así como cuando te levantás de dormir: “Ya no vamos a ver, amigo, y comer unos asados”. Fue la última vez que hablé con él. Hay gente que no lo va a entender. Yo fui amigo de él y estaba seguido, hablaba y eso. Cuando él estaba conmigo o entraba, a mí me agarraba alguna cosa como en la panza. Yo, que estaba el día a día y me agarraba algo. Imaginate, la gente que no lo ve y entonces ahí me di cuenta lo que él transmitía. Pero él no se daba cuenta. Él no sabía la dimensión de lo que era, me parece, o se hacía el boludo. Estábamos en Cuba a las once y media de la noche caminando por la playa y estaban los “chiringuitos” esos cubanos que de un lado estaba la calle y del otro lado salían para atrás a tirar la basura o algo. Sale un tipo y dice: “Diego” y lo empezó a abrazar. Once de la noche, a oscuras. Y me dijo serio: “Cómo me conoce la gente”. Yo creía que me estaba meando primero, como diciendo “a vos ni bola”. Se creían que eras el bañero nocturno. “Pero viste como me conocen, ¡y a oscuras!”.