El auge de la inteligencia artificial está reavivando un viejo temor en las empresas estadounidenses: el espionaje chino
Estados Unidos lleva décadas acusando a China de espionaje tecnológico. Una estimación del National Counterintelligence and Security Center (NCSC) dada a conocer en 2021 estimó pérdidas anuales de entre 200.000 y 600.000 millones dólares relacionadas al robo de propiedad intelectual por parte del gigante asiático. “Esto ha estado sucediendo durante los últimos 20 años”, dijo en aquel entonces el director interino de la mencionada organización en una entrevista con CBS.
Pese a la presunta gravedad del asunto, desde hace tiempo que el país norteamericano no alcanzaba el nivel de alerta que se maneja en la actualidad. Financial Times señala que el gobierno estadounidense está expresando una mayor preocupación por el espionaje chino en medio de la carrera por dominar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Este escenario se traduce en mayor presión para el sector privado, que tiene que tomar medidas adicionales para resguardar sus secretos.
Silicon Valley en alerta por el espionaje chino
El modus operandi que vuelve a hacer saltar las alarmas en Washington no es muy diferente al que China habría ejecutado en muchos otros países e incluso en Estados Unidos. Pekín estaría utilizando trabajadores espía para robar información confidencial de las empresas que los contrataron para trabajar. Esto, precisamente, ya lo habrían padecido en sus propias carnes el líder mundial de equipos litográficos ASML en Países Bajos y el fabricante de semiconductores SK Hynix en Corea del Sur.
Ahora, según explica el periódico económico, compañías estadounidenses de alto perfil como Google y OpenAI están siendo más estrictas en sus procesos de selección de personal. En un esfuerzo por mejorar la seguridad y la privacidad interna, en algunos casos se investigan los perfiles para no acabar contratando un talento que pueda acabar filtrando información delicada y, por consecuencia, produciendo pérdidas económicas millonarias a mediano o largo plazo.
El mencionado mecanismo, no obstante, no es tan sencillo de implementar. Algunas compañías gestionan una enorme cantidad de contrataciones y empleados, principalmente en tiempos donde se requiere de personal cualificado para impulsar los más recientes proyectos de IA. Esto presenta un desafío que está tratando de ser abordado por otras compañías. Una herramienta llamada Strider está ganando terreno dentro de las corporaciones estadounidenses.
Se trata de un sistema impulsado por IA que recopila información sobre los supuestos planes de las agencias de inteligencia extranjeras para reclutar científicos con el objetivo de filtrar información. En caso que una persona aparezca en el sistema Striler, la empresa interesada en contratarla puede realizar una investigación adicional que incluye vínculos familiares y financieros. Las prácticas demasiado minuciosas, cabe señalar, pueden rodear peligrosamente los límites permitidos.
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Estados Unidos lidera en este momento el desarrollo de la IA. Algunos de los actores más importantes de esta industria están dentro de sus fronteras, pero China no quiere quedarse atrás. Pekín ha desplegado una batería de medidas para ganar terreno. Las mismas van desde crear sus propias unidades de procesamiento gráfico (GPU) para centros de datos hasta lanzar una catarata de modelos de lenguaje avanzados. El espionaje estaría siendo un recurso también importante para su misión.
Imágenes | Chris Yang | Bernard Hermant
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