Sergio Verón presentó a sus hijas y reveló cómo fue el duro proceso de adopción: “Fuimos contra un montón de mitos”
Sergio Verón vive una de las etapas más felices de su vida. En 2020, el entrenador de Cuestión de Peso y Franco, su pareja con quien lleva 16 años de relación, decidieron adoptar a dos hermanas, Ariadna y Cristal, por entonces de 15 y 13 años respectivamente. A cuatro años de ese momento, el nutricionista cómo fue el proceso y los desafíos de esa manera de abordar la paternidad.
Con sus hijas a su lado, el médico reveló en Socios del Espectáculo (El Trece) el sentimiento que lo había impulsado a tomar una decisión: “La historia empieza cuando con Franco pensamos la posibilidad de formar una familia. Y viste que hoy uno puede hacerlo a través de la subrogación (de vientre) y de otras formas, pero la cantidad de chicos que hay en Argentina en estado de adoptabilidad y que llegan a la mayoría de edad y no fueron adoptados es mucha. O sea que estuvieron desde muy chiquitos esperando una familia y esa posibilidad no se dio. Y empezamos a buscar y a ir en contra un montón de mitos y de creencias que hay. Pasas una vida haciendo un trámite de adopción y nunca llegas”.
Así, el entrenador comenzó relatando las dificultades habituales que tiene el proceso, tanto desde el punto de vista de los menores como de los adultos. “Cuando te vas metiendo en todo el proceso, es mucho más rápido de lo que uno cree. Si vos estás esperando adoptar un bebé, no hay prácticamente, en el registro debe haber cero bebés en estado de adoptabilidad, pero sí hay chicos y chicas que tienen más grandes, que por circunstancias de la vida terminaron viviendo en hogares judicializados o institucionales, y que también pueden ser adoptados”.
Minutos después también se sumó la pareja del nutricionista a la charla. Franco aprovechó el momento para concientizar sobre la adopción: “Se sabe muy poco, se habla muy poco, se le da muy poco espacio. Entonces ellas saben, Crystal por ahí es más resistente a la tele, pero la toman como con mucha responsabilidad porque hay dos mil y pico de niños, niñas y adolescentes que están esperando familia y que es muy probable que no sean adoptados porque la mayor cantidad de personas quieren bebés. Entonces me parece que es concientizar, a partir de ellas, y de la posibilidad de una familia, de la importancia de pensar en niños, niñas y adolescentes”.
Verón también reflexionó al respecto y se refirió a las charlas que tuvo con los adultos que no pudieron finalizar el proceso de adopción. “A veces pasa que quieren determinadas características de un niño, y no los conocés hasta el primer día que los ves. Nosotros no sabíamos, no teníamos ni una foto y también hay cosas que son muy dolorosas, que el Estado tiene una responsabilidad también en facilitar una familia. Nosotros y ellas conocemos casos de chicos que fueron adoptados y que después los devuelven”.
Tras escuchar a sus padres, y sentirse en confianza, las chicas también contaron la situación desde su perspectiva y detallaron cómo era su vida antes de ser adoptadas: “En el hogar éramos aproximadamente 31 chicos en donde había máximo seis operadores que eran los adultos que nos cuidaban, más la dirección, que eran todos los que hacían todos los trámites, que eran como niñeros”.
Luego, una de las hermanas continuó recordando: “Primero estuvimos en un hogar transitorio, donde te quedabas para que estudien bien tu caso y vean si hay que ir a un hogar. Estuvimos cuatro años así, esperando una familia. Yo estaba muy con los del hogar, no estaba pensando tanto en una familia, pero cuando pensaba, como decía, ‘no me voy a sentir más sola’. Yo me sentía sola en el hogar. Hace poco me hicieron pensar, ‘¿vos cómo te sentías en el hogar?’ O sea, si estuvieses en el hogar ahora, ‘¿cómo te sentirías?’. Y se me vino esa sensación de soledad y tristeza”.
Con la idea de complementar la historia, su hermana siguió: “Además, no éramos solo dos, estaba mi hermano Leandro, que se fue antes, porque ya estaba cumpliendo la mayoría de edad y además se lo llevó mi hermana mayor. Y quedamos nosotras dos, y al año, fuimos adoptadas. Eso fue fuerte, mi hermano se había ido de mi vida y ya no íbamos a vivir juntos como toda la vida. Yo sigo en contacto con mis hermanos Mayra y Leandro, que me acompañaron un montón en el proceso de poder cambiar como persona, cambiar mi conducta y todo eso. Y ellos (Sergio y Franco) hicieron el boom de mi vida”.