Las orcas Gladis llevan desde 2020 «atacando» barcos en las aguas de España. Hay una nueva hipótesis: se aburren
Los recientes “ataques” de orcas a embarcaciones de recreo frente a las costas de la península Ibérica podrían deberse un curioso “efecto mariposa”: una sucesión impredecible de relaciones de causa-efecto que involucra a también otra conocida especie marina: el atún rojo.
Una nueva explicación. Un informe elaborado por la Comisión Ballenera Internacional ha postulado una nueva hipótesis para explicar el comportamiento de las “orcas Gladis” del que hemos sido testigos en los últimos años. La explicación estaría en la recuperación de las poblaciones de atún rojo (Thunnus thynnus).
Gladis. Los incidentes entre orcas (Orcinus orca) y embarcaciones ganaron popularidad el año pasado pero llevan repitiéndose desde 2020. Estos incidentes se cuentan por cientos y varios de ellos se han saldado con embarcaciones hundidas.
Gladis es el nombre por el que se conoce a una quincena de ejemplares residentes en el Atlántico, cerca de las costas de la Península (o algo así como un apellido, ya que los individuos de este grupo se conocen con nombres como Gladis blanga, Gladis gris, etc.). Desde que los ataques se hicieron conocidos han sido muchos los expertos que han tratado de dar explcación a este singular comportamiento.
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El tedio. Según esta hipótesis, la cadena de reacciones se habría iniciado con los límites impuestos a la captura del atún rojo, una especie considerada en cierto riesgo de extinción (aunque no considerada vulnerable o en peligro). Estas medidas habrían logrado en los últimos años la recuperación de la especie.
Aquí es donde entran en juego las orcas. El atún rojo es una de sus presas habituales. A más atunes, más facilidad para cazarlos, por tanto menos tiempo dedicado a buscar comida… y más tiempo libre.
Tiempo libre que los ejemplares jóvenes estarían dedicando a explorar su entorno y al juego. Claro que, la exploración y el juego de un animal de entre 3,5 y 6 toneladas de masa corporal pueden resultar peligrosos para quien se cruce de por medio. Y es lo que estaría ocurriendo con estas embarcaciones.
¿Ataques? Hablar de “ataques” resultaría por tanto inexacto ya que estos incidentes entre orcas y embarcaciones se deberían simplemente a la curiosidad y no a alguna forma de agresión por parte de los animales. “Es un juego peligroso al que juegan, obviamente,” explicaba a The Washington Post Naomi Rose, coautora del informe. “Pero es un juego.”
Las modas entre las orcas. Los comportamientos sociales repetidos son habituales entre las orcas. Dicho en otras palabras, estos mamíferos marinos tienen modas como los humanos. Se han documentado, por ejemplo, grupos de orcas que “juegan” lanzando marsopas (Phocoenidae) jóvenes. En la década de 1980 se popularizaron crónicas de orcas que llevaban salmones muertos “por sombrero”.
Imagen | Renauddestephanis, CC BY-SA 4.0
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