Milei frena su política de delegación: se involucra en la ley Bases y en la reconfiguración del equipo económico
Nadie en el Gobierno niega que Javier Milei, el jefe del Estado, prefiere mantener toda la distancia posible de la rosca política. En cambio, delega en sus colaboradores más cercanos las negociaciones con los otros partidos y corporaciones y al interior de su propia administración. Sin embargo, después de meses, el Presidente decidió involucrarse directamente en el diálogo con los gobernadores ante la prueba final de la ley Bases en Diputados. Y, también, en la reconfiguración del equipo económico, donde nadie moverá una ficha hasta que él decida qué hacer con la dilatada creación del Ministerio de Modernización.
Aunque decidió no sacrificar su segundo viaje a Europa en menos de quince días, en el Gobierno aseguran que Milei decidió entrar en contacto con los representantes del interior para asegurarse de que la ley más importante se apruebe de una vez, sin demoras. Sobre todo en medio de la preocupación que genera en Balcarce 50 el debate caliente sobre la interpretación del artículo 81 de la Constitución y la posibilidad de reincorporar Ganancias, Bienes Personales y las tres privatizaciones. Es decir, de revivir en la Cámara de origen los puntos rechazados en el Senado.
En Gobierno no se atreven a arriesgar si este paréntesis en el rol del Presidente será sólo eso, o se sostendrá en el tiempo, y califican al máximo jefe como “impredecible”. Por ejemplo, esta semana nadie sabía por qué había decidido empezar a comunicarse directamente con sus seguidores por X, desde Olivos. O, lo realmente importante, los motivos por los que demoraba su reunión con Federico Sturzenegger. “Javier es así”, se limitaban a decir en su entorno.
El jueves, el primer mandatario sorprendió con otra intempestiva decisión. Como nunca, en un feriado recibió personalmente a varios mandatarios del Norte Grande que llegaron en grupo a la Casa Rosada, con mayoría de representación del PJ: Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Carlos Sadir (Jujuy), el único de la UCR; y Gustavo Sáenz (Salta), para discutir la firma del Pacto de Mayo y, por extensión, el apoyo en el debate de esta semana. Y no se descarta que se repita una escena similar con otros cuatro, este martes, día de inicio del debate en la Cámara baja.
Esa tarde, Francos tiene en agenda recibir a Marcelo Orrego (San Juan); Claudio Poggi (San Luis); Maximiliano Pullaro (Santa Fe); y Gustavo Valdés (Corrientes), de Juntos por el Cambio. Y si bien el motivo oficial es la firma de los convenios para traspaso de obras públicas a las provincias, subyace la urgencia por sostener o volver a rubricar los resbaladizos acuerdos de hace más de un mes, en el primer tramo de la discusión. Teniendo en cuenta los antecedentes, no niegan que el primer mandatario se preste a una tarea que le resulta incómoda: verlos, escucharlos y responder sus inquietudes cara a cara.
Aunque la lista de motivos es vasta, la aprobación de la ley Bases es central para el jefe de Estado porque ve en esa eventual muestra de gobernabilidad la llave para levantar el cepo cambiario, una de sus promesas principales en la campaña, para la cual necesitan obtener los USD 15.000 millones a través de un crédito externo difícil de conseguir sin señales de fortaleza política.
Hace meses Milei había deslizado que su plan era terminar con el cepo a mitad de año. Pero las trabas legislativas atrasaron el proyecto, y en el Gobierno no ocultan la necesidad de terminar cuanto antes con el yugo de la espera, la dependencia y la incertidumbre frente al inicio de la segunda etapa del primer año del mandato libertario. De todas formas, sus asesores miran más allá de junio para una unificación cambiaria. E incluso mencionan diciembre como fecha clave, porque entonces se vence la vida útil del Impuesto PAÍS.
“Depende de ellos”
Cuando forzó cambio en la Jefatura de Gabinete, que se superpusieron con movimientos en otros ministerios, Milei delegó la reconfiguración, pero desde el primer día dijo que tomaría las decisiones sobre la creación Ministerio de Modernización. Francos, nuevo ministro coordinador, se corrió de ese tema específico hasta nuevo aviso, y no estaba claro siquiera si formaría parte de la definición de la cartera. “Todo depende de ellos, que se reúnan”, repetían hasta el hartazgo en Gobierno.
Además de Bases, este cambio en el Gabinete es el principal frente abierto de Milei, quizá junto al futuro de la canciller, Diana Mondino, por ahora en duda. Y en el centro de las inquietudes está ubicado el alcance de las atribuciones que le dará a Federico Sturzenegger y la naturaleza del ministerio que le otorgará para reformar el Estado. Dicen que el conflicto principal entre ambos es por las empresas públicas que hoy dependen de la Jefatura de Gabinete. Y se estaría hablando, para destrabarlo, de una división entre compañías privatizadas y concesiones (Sturzenegger se quedaría con estas últimas).
Esta semana, en Gobierno coquetearon con las chances de un encuentro entre el Presidente y el asesor en desregulación. Pero la manoseada y virtual charla, finalmente, no se concretó, entre confabulaciones de todo tipo. Hay quienes decían que Strurzenegger “se hace el difícil” porque, en realidad, no quiere una cartera. Pero la más popular son los supuestos condicionamientos para su ingreso formal al equipo nacional de parte del ministro de Economía, Luis Caputo. “Toto lidia con el corto plazo, la política monetaria y la fiscal, con Bausili. Sturze viene para el mediano plazo, y ahí puede chocarse con Toto. (El jefe del consejo de Asesores Económicos, Demian) Reidel está para el largo, ahí hay menos dudas”, admitían cerca del Presidente, sobre los ruidos internos.
Mientras Milei se encontraba en el exterior para la recepción de premios en España, Alemania y República Checa, en Balcarce 50 nadie confirmaba ni negaba que esa charla vaya a concretarse esta semana clave para el Gobierno por Bases. Por lo pronto, en un clima de tensión latente, la semana pasada el Presidente vio a líderes peronistas, pero no pudo encontrarse con su amigo experto en desregulación.