De Alejo y Valentina, pasando por la rana René hasta Jim Carrey en La Máscara: los cinco genios argentinos del doblaje
Desde tiempos inmemorables, los televidentes han disfrutado de sus series, documentales y películas favoritas en español neutro. Este fenómeno es curioso para muchos, ya que todos conocen el arte del doblaje, pero pocos saben cómo se lleva a cabo. Quienes dominan esta práctica integran el grupo selecto de los dobladores de voz y son los responsables de traducir a los personajes que han dejado una huella en la vida de muchos.
Gracias a su capacidad para ajustar las actuaciones originales y transmitir emociones de manera auténtica en otro idioma, los dobladores desempeñan un papel fundamental en la industria del entretenimiento. Además, enriquecen la experiencia de los espectadores al ofrecerles acceso a contenido audiovisual en su propio idioma. En Argentina se destacan Agostina Longo, Alejandro Szykula, Adrián Wowczuk, Camila Díaz Fraga y Hernán Chiozza, las voces de personajes que han dejado una huella en generaciones enteras y que continúan siendo recordados con cariño por muchos.
Del teatro a las cabinas
Con una trayectoria que data de más de una década, Agostina Longo comenzó su labor luego de estudiar teatro. “Me encantaba actuar, pero me ponía nerviosa tener que memorizar diálogos y la exposición física”, contó a Teleshow la joven, cuyo deseo en aquel momento era conducir un programa de radio. Mientras cursaba la carrera, sin embargo, se dio cuenta de que podía unir todo lo que le gustaba de la actuación y todo lo que le gustaba la locución. “Podía generar climas, actuar sin que me vieran y sin tener que memorizar nada”, explicó. Tras recibirse, como no se sentía preparada para postularme en castings y tampoco tenía el dinero para pagar cursos, comenzó a postularse para comerciales.
Así, su participación en varios proyectos la llevó a conseguir ofertas, pero todavía esperaba que le llegara una gran oportunidad, la cual se dio luego de intentar contactar por email a un director de doblaje en Disney, quien le permitió asistir a escuchar y practicar con él en sus ratos libres. “Después de varios meses me dijo: ‘¿Te animás a hacer algunos ambientes?’. Yo temblaba como un papel”, recordó. Esto le abrió paso a su primer papel protagónico como Summer Landsdown, la Power Ranger amarilla en la serie Power Rangers R.P.M.
Según Longo, encontrarle la voz a un personaje requiere de varios factores que van desde la escucha atenta a la interpretación original, pasando por un análisis de la personalidad, hasta “conocer las características físicas y texturas”. Si el personaje es animado, hay que tener en cuenta los colores con los que fue dibujado. “Si es más anguloso o curvo, son cosas visuales que me ayudan para saber cómo es la radiografía”, dice. En cambio, cuando los doblajes son con actores, se enfoca en sus gestos, la ropa que lucen y hasta su forma de caminar.
La preparación en la cabina también es muy importante, pero que “lo vocal” depende de cada profesional. “La grabación depende mucho del actor, de cuánto habla el personaje, si es muy largo el episodio, si la traducción está buena…”, indicó.
“Elegir un personaje o un solo trabajo es muy difícil”, indicó Agostina, aunque explicó que algunos, como el redoblaje de Elaine Benes en Seinfeld, Polly Pocket en su serie animada, Kimmy Gibbler en Fuller House, tienen un lugar en su corazón. En cuanto a su experiencia más difícil, la joven indicó que se trató de la tira Young and Hungry, donde le prestó su voz a Emily Osment, ya que “hablaba todo el tiempo muy rápido y no hacía pausas”. Otro personaje que le llevó trabajo fue el que realizó en la película fue Lazos Perversos, donde interpretó a Mia Wasikowska en un personaje muy “monocorde”.
Mil voces y un casette
“Desde chico tuve facilidad para hacer reír a mis amigos con voces raras, divertidas y locas. Después, más de adolescente, solía imitar voces de dibujos que veía por la tele como Beavis and Butthead y Los Simpsons”, confió Alejandro Szykula, el creador de Alejo y Valentina, una de las series argentinas que marcó un antes y después en la animación nacional a inicios de los 2000.
Su talento no fue acompañado por una especialización formal, pero le dijo a Teleshow que de chico era tartamudo y cree que el acompañamiento de una fonoaudióloga lo ayudó. “Sigo siendo tartamudo, pero al estar actuando mis personajes no me trabo”, aseguró Szykula, quien en un inicio fue conocido como El LoCo.
A Alejandro siempre le tocó interpretar a sus personajes, a quienes les daba voz luego de haberlos dibujado o, muchas veces, parodiando las voces de publicidades o del Show de Benny Hill. “No sé cómo hago, me sale natural, no hago ningún esfuerzo… me acostumbré a hacerlo así desde el principio porque en general grabo de corrido y después hago la animación arriba del audio terminado”, explicó.
También aprovechó para diferenciarse de otros dobladores: “No uso cabina, siempre grabé en mi casa y mi única preparación es tomar agua, o también puede ser té verde con miel y cúrcuma”.
Respecto a la creación de la serie Alejo y Valentina, Szykula comentó que la idea principal fue hacer algo absurdo y bizarro para hacer reír a su círculo íntimo, es decir, a su novia y amigos, como también subirlo a su página web, Locoarts, y luego mostrarlo a un público más extenso. Con los años, el ver el éxito que cultivó con esos “muñequitos”, señaló: “Es bastante sorpresivo que haya funcionado tan bien y que siga tan vigente hasta el día de hoy”.
A la hora de referirse a sus creaciones, el animador señaló que su favorito es la mamá de Carlitox, una de las figuras más recurrentes de la tira. “Su voz no la hago yo, es mi abuela Jacinta y todo lo que ella dice está sacado de un cassette de los 80′ donde me grababan cuando era chico hablando con ella”, contó Szykula. “Todo lo que ella dice me lo estaba diciendo a mí: ‘¿Qué comés?’, ‘¿Quién te cortó el cabello?’, ‘¿Lloraste?’, ‘Cuando el hombre te cortó el cabello, ¿lloraste?’ y ‘¿Cómo baila Carlitos Balá?’. Lo más gracioso es su risa y también su acento, porque ella era paraguaya”, recordó.
Entre zombies y vampiros
Adrián Wowczuk tiene 54 años, es periodista y, además, es actor de doblaje. Sobre esto última contó que se dio de manera “casual”, mientras estudiaba la carrera de Locución en el instituto COSAL. “Vi en una cartelera de corcho un pequeño papel colocado con una chinche en el que se anunciaba que el estudio Palmera Record, legendario en el rubro, realizaba cursos para aquellos que quisieran insertarse en el por entonces incipiente rubro del doblaje en la Argentina”, recordó sobre ese primer empujón que lo llevó a darse cuenta que tenía el “chip del neutro incorporado de la infancia”, cuando le daba voz a sus juguetes.
Según Adrián, su formación en ese camino se dio “de forma tardía”, pero eso no lo tiró para atrás sino que decidió realizar varios cursos. “Después de un par de meses de preparación y cuando ya consideraron que estaba para hacer mis primeros pasos, tuve mi primer bolo, como se llama a la participación -por más mínima que sea- en un material de doblaje, y fue cantar el feliz cumpleaños, como uno más de los muchos extras que aparecían en una escena”, recordó.
Y siguió: “Después tuve mi primera participación en soledad al encarnar a un taxista. Me temblaba todo delante de Alberto Ramírez Beni, legendaria figura del doblaje nacional y director estrella de Palmera en aquel momento”- Lo que siguió ni lo había imaginado ni en sus sueños: llegó a darle voz a personajes como Joe Miller en The Last of Us; a Daryl Dixon en The Walking Dead; a Tony Stark en las animaciones de Marvel; e, incluso, a Lord Voldemort en el redoblaje de la saga de Harry Potter.
A la hora de encontrarle voz a sus personajes, el doblador aseguró que siempre es la suya, pero le “cambia la actitud, el tono, el volumen, el peso, si es más susurrada, más o menos ronca, más clara”. A la hora de realizar animación, dijo, tiene más libertad “para jugar” ya que le escapa a los registros naturales.
“En la mayoría de los casos es en neutro, pero también participé de proyectos en los que el doblaje fue en ‘porteño’ o lo que se denomina rioplatense. Lo hemos aplicado en películas de Disney, de Netflix y en muchos materiales del canal Encuentro”, sumó.
También hizo alusión a su preparación dentro de la cabina, donde hace ejercicios de elongación, de relajación, de vocalización, de articulación. “El instrumento nuestro, que es la voz, hay que cuidarlo como un futbolista cuida su físico. A veces hay tiempo y a veces no; a veces quizá estemos grabando quince minutos después de habernos despertado, sobre todo desde la pandemia para acá, cuando cambió totalmente el paradigma y el 90% de las grabaciones se hacen de manera remota”, contó.
Su trayectoria lo llevó a interpretar un sinfín de personajes, a los cuales logró tenerles un gran aprecio. Respecto a los protagonistas de series apocalípticas mencionadas previamente, donde también participó en el formato de serie live action de la encabezada por el actor Pedro Pascal, comentó que recibe cariño por parte de sus fanáticos, quienes se lo hacen llegar personalmente a través de las redes sociales y las convenciones a las que asiste a lo largo del globo. Sin embargo, explicó que su corazón lo tiene su interpretación de Drácula en la película de Francis Ford Coppola, en la cual le presta su voz a Gary Oldman. “Eso marcó un antes y un después en mi carrera de actor de doblaje, fue una vara que estaba alta y a la que orgullosamente puedo decir que llegué. Me demostró lo que era capaz de lograr”, sentenció.
Doblando desde la infancia
“Lo descubrí a medida que fui trabajando”, señaló Camila Díaz Fraga, quien actualmente tiene 29 años y comenzó a a hacaer doblajes a los 12, cuando tomaba clases de teatro musical y le hicieron grabar un disco para una de sus obras en un estudio donde trabajaban con Disney Channel. “Nos capacitaron ahí. Íbamos a aprender el acento neutro, a escuchar doblar a otras personas y nos empezaronn a grabar. Era muy chica, no era consciente de que era un trabajo: para mí era un juego”, indicó la joven.
“Hace como cinco años pensé en tirar mi material en otras empresas y probar”, indicó luego de más de una década trabajando bajo el ala de Non-stop, donde tuvo su inicio y realizó su primera participación en Los Doodlebobs con tan solo una frase. Luego le fueron llegando otras propuestas que formaron parte de la adolescencia e infancia de varias chicas, tales como Liv y Maddie, Jackie en Stars versus las fuerzas del mal y Mal en la franquicia de Descendientes.
Acerca de la interpretación de sus papeles, Camila explicó a Teleshow que no siempre se realiza el neutro, pero son los que abundan. Si bien realiza ejercicios vocales, la preparación de la voz puede variar según el proyecto, ya que a veces “mirás la toma una vez y grabás”. “No es como un actor que puede interpretar, darle su impronta, crearlo… Tenés que ser muy rápido. Yo miro los gestos, intento agarrar cositas, escuchar el tono de voz, jugar con los registros y sostenerlo”, dijo.
También sumó su experiencia sobre el trabajo remoto e indicó que prefiere hacerlo presencial porque le gusta “ver a los directores, a los técnicos, conectar con ellos”; lo que, en ocasiones, le llevó trabajar hasta 8 horas, en especial al interpretar a Dove Cameron.
“El personaje que más me gustó en los últimos años fue Tito, el mosquito de la ansiedad, que tiene una voz muy aguda y dramática”, señaló a la hora de recordar su papel en la serie animada Big Mouth. Incluso contó que tiene un gran cariño por sus interpretaciones de Cameron, en la comedia donde interpretó a gemelas. “Me pareció desafiante buscar el constante de cada una, que a la vez tienen muchas similitudes. La diferencia de la voz, la energía, al igual que esas coincidencias”, dijo.
De jugar al doblaje
Los inicios de esta labor se remontan a su niñez, cuando “jugaba a poner en silencio la televisión e inventaba diálogos divertidos sincronizándolos con los labios de los actores, sobre todo para hacer reír a mis amigos”. Esto lo llevó a inscribirse al ISER y a dar el examen de ingreso a la carrera de Locución, la cual tenía materia de duplicación en su currículo.
“Igualmente, mi formación fue de manera autodidacta porque en aquellos años había una sola empresa en la cual se hacía doblaje”, recordó el actor y presentador Hernán Chiozza. Con 58 años, supo darle su voz a la rana Kermit, conocida en el país como René en sus primeras apariciones; el Oficial Bruce en la tira animada Pucca; Donatello en Las Tortugas Ninja II: el secreto del Ooze; y Laurie en la versión de VHS de Mujercitas de 1994.
Su incorporación en el rubro se dio al presenciar los trabajos de la empresa Videorecord, donde le hicieron la prueba de voz, lo que le abrió las puertas a realizar algunos trabajos, como personajes menores o gritos en las multitudes. “Así fui haciendo el camino al primer protagónico que llegó un año y medio después. Mi primer personaje importante fue doblar al actor Rick Moranis en la película Cazafantasmas ll″, recordó Chiozza, quien consigue encontrarles la voz a sus interpretaciones a través de la actuación.
“Entender el personaje, sus emociones, su carácter, su imagen y, a partir de allí, llega la voz; a mi entender, el hecho de ponerle el alma al personaje. A veces se va perfeccionando en la medida que avanza la película o el primer capítulo y regrabamos el inicio”, explayó.
“Es muy intuitivo”, señaló respecto a su preparación en la cabina de grabación. “Vemos la primera escena a grabar, el director nos pone en contexto, hacemos un ensayo y si está todo bien comenzamos. En general, se graba línea por línea, se chequea si está bien o hay que modificar algo y continuamos”, detalló sobre su rutina.
En base a su experiencia, Hernán señaló que lo que más le gustó fue doblar a Jim Carrey en La Máscara y a la rana René en El Show de los Muppets. También aprovechó para referirse al más complicado que tuvo que encarar: “Un conductor alemán de un show de concursos de inventores: hablaba a mil por hora y no había manera de entender lo que decía ni de seguirlo. Con el paso de los programas fui tomándole la mano, y hasta entendiendo algunas palabras”.
Las amenazas al doblaje
Argentina es el segundo país más importante en el rubro del doblaje. Esto no quiere decir que sus profesionales sean bien pagados o tengan beneficios. Incluso, su trabajo se vio en peligro por el progresivo avance de la inteligencia artificial (IA), que intentó imponerse como un reemplazo más económico y peligroso, ya que puede adoptar la voz de quien sea.
En ese sentido, por ejemplo, Agostina Longo comentó que si bien avanza a pasos agigantados, lo cierto es que es muy difícil que reemplace las subintenciones. “Andá a decirle que haga un tono irónico, amenazante, creo que para eso le falta un rato…”, explicó la locutora. En sintonía, Adrián Wowczuk señaló: “Es imposible que nos reemplace: hoy por hoy está a las claras el flojo resultado de la IA en los productos doblados por esa vía”.
De la misma manera, Camila Díazdijo que en varias empresas es posible que un contrato posea una cláusula donde el doblador da consentimiento de uso de su voz con esta herramienta. También explicó que “nada que ver el trabajo que realiza una máquina, por lo que estoy totalmente en contra y es algo que está mal”. En tanto Hernán Chiozza y alejandro Szykula señalaron que, si bien ya se aplica en varios trabajos audiovisuales, le falta la calidad de los actores reales, es decir, “la intervención humana”.