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Braian, el primer eliminado de Survivor, cuenta su historia de vida y se defiende de las críticas: “No soy un machirulo”

Braian Zárate siente que el sueño se le terminó demasiado pronto. El joven de 28 años, oriundo de Villa Fiorito, fue el primer eliminado de Survivor Expedición Robinson. En total estuvo tres días compitiendo en la isla, más otros cinco de aclimatación. Lo que más lamenta no tiene que ver con la imposibilidad de explotar más la visibilidad mediática, tampoco de haber perdido un potencial camino a la fama; sino la chance de darle un futuro mejor a su familia, que se esfumó después del primer concejo de eliminación.

En diálogo con Teleshow, el joven se hace cargo de todas sus decisiones. Más que poner excusas, ofrece explicaciones de su breve, pero intensa participación en el concurso. El malestar físico, por exigir su cuerpo al máximo, y el emocional, por la distancia con su hijo Oliver, que durante la filmación del programa tenía un año y medio. La polémica decisión de no participar en la prueba final y la jugada fuerte de haber apuntado contra las mujeres de su equipo, que inclinaron definitivamente la balanza en su contra.

Con nueve votos, el concejo tribal de eliminación lo expulsó de reality de Telefe por mayoría abrumadora. Al otro lado del teléfono, su voz suena firme y sus testimonios convincentes. Son sus primeros pasos como figura mediática y los transita con un aplomo que lo sorprende, aunque ya tiene su propio escudo: “Trato de entrar a redes, vi que me estaban liquidando un poco, así que por el momento finjo demencia”, dice entre risas.

—¿Por qué te anotaste en el reality? ¿Habías intentado participar de otros, como Gran Hermano?

—Gran Hermano lo miré, pero no era algo que hubiera experimentado, porque no me gusta estar encerrado. En cambio, este tipo de desafíos siempre me llamaron la atención, mi papá miraba uno que se llama Supervivencia al desnudo, y siempre me quedó la duda de si era verdad o mentira, si cuando apagaban la cámara te servían un plato de comida o te daban un colchón. Y comprobé que es cien por ciento real.

—¿Sufriste mucho?

—Y… pasé en tres días lo que no pasé en un año (risas). Durante el día, estaba todo bien, pero llegaba la noche y extrañaba tanto a mi hijo que me pasaba una mala jugada. Quería mentalizarme en que iba a quedarme, porque me anoté para intentar ganar un premio y darle una mejor vida, pero lo sufrí demasiado.

—¿A qué te referís con una “mejor vida”?

—Primero, me gustaría tener mi casa propia, y que pueda crecer en algún lugar en el que no haya tantos malvivientes, porque si bien hay mucha gente que trabaja, es una realidad que no puedo negar. Me gustaría que él pueda estudiar, cosa que yo no pude y en lo que me esfuerzo día a día, pero no estoy 24 por 7 en casa y me da miedo lo que pueda pasarle.

Braian Zárate de Survivor extraña a su hijo
Braian Zárate tiene 28 años y es oriundo de Villa Fiorito (Prensa Telefe)

—¿Cómo fue el reencuentro con tu hijo?

—Lo abracé, lo besé, no me alejaba de él. No pensé que me iba a costar tanto estar lejos suyo. Antes de ir a la isla, estuvimos cinco días en los que tenía contacto, podía hacer videollamadas. Cuando quedamos incomunicados, me golpeó muy duro.

—¿A qué te dedicás?

—Era ayudante de cocina, pero dejé el trabajo para anotarme en el reality. Ahora me dedico a la costura de guantes industriales, si bien la máquina es mía, no tengo el capital como para comprar corte, hacer el guante y vender a la fábrica.

—Sentís que se abren puertas con esta visibilidad? ¿Qué te gustaría hacer?

—Me gustaría poder estudiar, pero está todo tan caro que no sé si podré hacer las dos cosas. Yo dejé el colegio a los 14 para trabajar, mis hermanos y mis amigos son costureros, es un oficio de familia. Hoy quisiera comprar mis propios cortes, para hacer los guantes y venderlos.

Malas decisiones, arrepentimientos y justificativos

A la hora de analizar su participación en Survivor, Braian no tiene problemas en admitir sus errores. Pero también, siente la necesidad de aclarar su conducta, que le valió algunas críticas entre los seguidores del programa. Todo comenzó en la prueba del fuego, en la que su equipo fue derrotado, y cree que no todos se comprometieron lo suficiente. “Estaba un poco enojado, en la prueba casi me desmayo, lo di todo, y mis compañeros no hacían nada, se la pasaban caminando. Eso me jugó en contra”, admite.

—¿Te arrepentís de no haber participado de la prueba de eliminación?

—No participé porque me dolía el estómago. No comía, casi no había tomado agua y en el juego anterior había terminado en el piso, soplando tratando de avivar el juego. Muchos me tildaron de “machirulo”, pero si me duele la panza, le cedo el lugar a un compañero que lo pueda hacer mejor que yo. Y no soy machirulo, no era por un tema de tener o no fuerza, sino que no estaba para jugar.

—¿Tenés algo para decirle a las mujeres?

—Quería pedir disculpas si alguna se ofendió, porque no lo dije en general. Euge, Janet y Aixa sí hacían cosas y yo metí a todas en la misma bolsa. Pero en la convivencia, cuando uno cocina, el otro lava los platos, ese compañerismo no existía. Se miraban todos a la cara y después me criticaban por atrás.

—¿Te sorprendió la cantidad de votos en contra?

—Sabía que me iban a votar todas las mujeres, pero de algunos hombres sí me sorprendió. A uno le dieron dos o tres besitos y lo hicieron cambiar de opinión.

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