Música/Espectáculo

Lavó platos para subsistir en Oslo y se recibió de médico: la historia del ganador de los 25 millones en Los 8 Escalones

“La respuesta correcta es la ‘D’. Sachaaaaaaaa”, anunció Guido Kaczka la noche del pasado lunes 15 de julio. Bajo una lluvia de papeles dorados, el participante de la edición especial de Los 8 Escalones (El Trece) se desplomó en el piso del estudio con los brazos abiertos en forma de cruz, listo para recibir a su grupo de amigos que se abalanzaron desde la tribuna para festejar que acababa de ganar 25 millones de pesos.

Una semana después del día en el “que le cambió la vida”, el joven de 27 años atiende el llamado de Teleshow desde su casa en Adrogué, zona Sur de la Provincia de Buenos Aires, donde vive con su mamá, Nora; su perro, Aegon; y su gato, Juno.

“En ese momento estaba en pánico“, dice, ahora, Sacha. El video, que encabeza esta nota, no da lugar a dudas. El gesto serio y los ojos cerrados; luego clavados en un punto fijo. “Lo único que pensaba era: ‘Concentrate en la pregunta, no pienses en la plata’. Por supuesto que también estaba el miedo a pifiarla y a hacer un papelón. Por suerte no pasó”, recuerda, entre risas.

Tras recibir el cheque, mientras se recuperaba del “shock”, ese día Sacha contó ente lágrimas que usó una cábala. Con la emoción aún a flor de piel, siete días más tarde, da algunos detalles extra. “Una amiga me dijo que cuando no supiera qué contestar, pensara en una luz dorada. Por otro lado, otra amiga me sugirió que llevara una ‘Friendship Bracelet’ o Pulsera de la Amistad, amuleto que usamos los fans de Taylor Swift. Yo tenía una que decía: ‘You painted me golden’, que significa ‘Me pintaste de dorado’. Entonces me puse esa pulsera. ‘Tiene que funcionar’, pensé'. Y bueno, funcionó”, explica a Teleshow.

Ganador 25 millones Los 8 Escalones - Historia de vida
Junto a su mamá Nora y su perro, Aegon

Quién es el gran ganador de los 25 millones

Sacha es médico. Estudió en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se recibió en diciembre pasado. Actualmente, está tramitando la matrícula para hacer su Residencia en algún hospital de CABA. Mientras tanto, y desde hace casi una década, se gana la vida como docente. Arrancó dando clases particulares, después siguió en colegios secundarios, pasó por el Ciclo Básico Común (CBC), y ahora es ayudante de cátedra de la materia Biología.

Desde que tiene recuerdo, dice, en su casa se miraban programas de preguntas y respuestas. “Lo heredé de mi mamá y de mi abuela. Como cualquiera, mirábamos y participábamos desde la comodidad del sillón. Nos gustaban El Imbatible y Salven el Millón de Susana Giménez; Pasapalabra con Iván De Pineda, también lo veíamos muchísimo; y Quién quiere ser millonario con Santiago del Moro. Mi abuela era tan fanática que, incluso, hasta veía los programas repetidos en el canal Volver”, cuenta.

En ese contexto, la que le insistió para que se anotara en el exitoso programa de canal Trece fue su madre. “‘No me van a llamar’, le decía. La verdad es que no creía ni remota la posibilidad, pero al final me anoté y lo hicieron”, explica.

La convocatoria le llegó mientras estaba corrigiendo los exámenes de sus alumnos en un bar. “Me pidieron que fuera al día siguiente. Casi me da un infarto de los nervios. Solo me dieron para estudiar las categorías del primer escalón: tuve que aprenderme todo en una noche. Cuando llegué me explicaron que era un formato especial y que podía competir para ganar 25 millones”, dice. “Mi expectativa era ir a divertirme: no me veía ganando”, asegura.

Los 8 escalones entregó 25 millones de pesos
Sacha, acompañado por amigos de la facultad y compañeros de la Escuela Secundaria N°18 de Almirante Brown, donde estudió

Un antes y un después

El médico recién recibido participó de dos programas. Más allá de que en el primero no ganó, su buen puntaje le valió como pasaporte al segundo, donde se llevó el gran premio. De su debut todavía recuerda, incrédulo, los aplausos que recibió de Carolina “Pampita” Ardohain, una de las jurados del programa. “Fue en la categoría de preguntas escolares. Empecé a contestar cada vez más rápido, entré como en una especie de frenesí, y sumé varios puntos. Me acuerdo de que la gente me aplaudía y, en un momento, miré y me estaba aplaudiendo Pampita. No podía creerlo”, cuenta entre risas.

No es la primera vez que el destino juega a favor de Sacha. En 2023, mientras todavía cursaba la carrera, se anotó para hacer un intercambio estudiantil en una universidad de Oslo, Noruega, y quedó seleccionado. “Igual que con Los 8 Escalones, me apunté por sugerencia, en este caso, de una amiga. Me fui cinco meses, de enero a junio, y cursé tres materias de la carrera, Ginecología, Obstetricia y Pediatría. Fue una experiencia alucinante porque nunca había salido del país”, cuenta.

Como la beca solo incluía los pasajes, para sostenerse económicamente en Oslo, Sacha buscó un trabajo. “Me puse a lavar platos en un restaurante de cocina latina en el que lo único latino era yo”, recuerda orgulloso. “Lavaba cinco horas por día, cuatro veces a la semana: entraba a las 19 y salía a la medianoche. Por las mañanas, cursaba en la facultad o el hospital. Era un ritmo bastante intenso, pero gracioso porque se sentía casi contradictorio. De noche me decían: ‘Clean Sacha, clean’ (Limpiá, Sacha, limpiá); y de día me dejaban revisar bebés recién nacidos”.

Por estos días, Sacha dejó de ser “anónimo”. “En el barrio la gente me saluda. También recibí mensajes lindos, no solo de mis amigos, sino de desconocidos”, detalla sobre lo que despertó su victoria.

Ganador 25 millones Los 8 Escalones - Historia de vida
En Argentina, con sus alumnos de la UBA. En Oslo, durante el intercambio estudiantil

—¿Qué pensás hacer con el premio?

—La verdad es que esto me cambió la vida. Sigo sin poder creerlo. Al día siguiente de haber ganado me levanté pensando que ahora tengo más oportunidades. En mi casa nunca hubo mucha guita. Yo trabajo desde los 19 años y, aun así, muchas veces estaba apretado. “Cómo voy a llegar a fin de mes”, pensaba. Creo que por ahora, mi día a día seguirá siendo igual, no voy a dejar mi laburo, pero voy a poder irme a vivir solo, que era un proyecto que tenía. También voy a seguir comiendo pastas y mirando The Office con mis amigos. Y quizá en otro momento, vuelva a anotarme en otro programa de preguntas y respuestas.

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