Bajo una lluvia épica, Lollapalooza Chicago cerró su primera noche con la fuerza callejera de Megan Thee Stallion y el talento de Hozier
—Desde Chicago. Brillos, colores y mucho glamour. Como si estuvieran en una pasarela, los fans desfilaban sus outfits mientras caminaban hacia Grant Park por las calles cercanas al lago Michigan, listos para vivir la vigésima edición de Lollapalooza Chicago 2024. En este marco de fiesta, este 1° de agosto, miles de personas se congregaron en el corazón de la ciudad para disfrutar de la primera de las cuatro jornadas de este mega evento. Algunas por primera vez, otras por la quinta, pero todas con las mismas ansias de vivir una nueva experiencia.
Desde temprano; sin prisa, pero sin pausa, el predio recibió a los jóvenes que se acercaron a vivir una jornada inolvidable con ocho escenarios y más de 58 bandas, entre las que se destacaron: Chappel Roan, Kesha, Labrinth, Benson Boone, Hozier y Megan Thee Stallion. Si bien el día amaneció nublado, e incluso con lloviznas, el sol se abrió paso entre los rascacielos y el calor volvió a predominar con temperaturas cercanas a los 28 grados.
En ese contexto, algunos fans recorrieron las 129 hectáreas del Grant Park cargando botellas de agua en sus espaldas para hidratarse. Ingeniosos, les conectaron “mangueras” para ir tomando entre cada show. Los menos precavidos debieron hacer fila frente a los puntos de hidratación del lugar. Como sea, casi todos optaron por pararse (aunque sea un rato) frente a unos ventiladores gigantes que ofrecían viento y agua.
A las cinco de la tarde, una multitud se agolpó alrededor del escenario T-Mobile para recibir a Chappell Roan. Gorros, sombreros tipo cowboy, pañuelos, anteojos, y hasta un delfín inflable de color rosa decoraban la escena y reflejaban la locura del público por la cantante, quien salió a escena luciendo un traje de luchadora y una máscara celeste y rosa. A sus espaldas, un ring de boxeo se robaba las miradas mientras la baterista seguía el ritmo en su centro.
Con fuerza y presencia, la estadounidense se quitó la careta y provocó el grito y los saltos de miles de fans que, desde abajo del escenario, y con los ojos decorados con glitter y sombras rosas, intentaban explicar lo que sus corazones sentían.
Kayleigh Rose Amstutz, el nombre real de Chappell Roan, se convirtió en uno de los nuevos fenómenos de la música pop tras su éxito “Good luck, babe!”. Incluso, hasta marcó tendencia en TikTok después de que la coreografía de su canción “Hot to go!”, muy similar a la de YMCA, se viralizó. Con su estética queer y sonidos inspirados en figuras como Katy Perry y Nicki Minaj, la joven de 26 años de Willard, Misuri, cautivó a miles de personas.
Al mismo tiempo, en el otro extremo del Grant Park, Jungle desataba su neosoul, funk y dance británico en el escenario Bud Light. Con un sonido eléctrico, basado en sintetizadores, teclados, órganos y bajos, Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland hicieron bailar a cientos de personas.
A diferencia de otros escenarios, el público disfrutó del show de manera distendida. Mientras que algunos bailaban en grupos, otros estaban sentados sobre lonas. Una de ellas, llamada Alexa y oriunda de Chicago, le contó a Teleshow: “A diferencia de otros festivales, acá tenemos mucho espacio para sentarnos y ver los shows de forma relajada, lejos de la multitud”. En sintonía con su amiga, otra joven de nombre Bridgitte argumentó: “Nosotros disfrutamos en comunidad, nuestra manera es muy ‘chill’. Así, sentada, veo incluso a mi artista favorito”.
Minutos después, Labrinth hizo temblar el T-Mobile. El artista salió a escena encapuchado junto a cuatro bailarines y abrió su show con los soundtracks de “Euphoria”, la serie protagonizada por Jacob Elordi, Zendaya y Sydney Sweeney. A través de una nube de humo, se abrió paso sobre una tarima marcando su sello conceptual y místico. A la espalda de Timothy Lee McKenzie, su nombre real, el sol se ocultaba entre los rascacielos y las primeras luces de los edificios pintaban la atmósfera clásica y anhelada por los fans.
En el otro extremo, como en la edición del año anterior, volvió a encenderse el famoso cartel de “Stay safe Lolla”, que les recordó a los 100.000 fanáticos que asistieron al la primera jornada que disfruten de forma responsable.
Luego llegó el turno de Benson Boone, quien saludó a su público luciendo su clásico bigote y una camisa azul que resaltaba su apellido.
El joven de apenas 22 años -que audicionó para American Idol en 2022- comenzó a ganar fama luego de compartir su música en TikTok. Así llegó a acumular más de 7 millones de seguidores y fue reconocido por artistas de todo el mundo, como Dan Reynolds de Imagine Dragons. Con ese panorama, el chico de Monroe Washington se presentó por primera vez en el país. Como una de las novedades de la noche, el artista cantó con un intérprete de señas a su lado, generando la inclusión de todos los fans.
Faltaban minutos para las nueve de la noche, cuando Boone le habló a sus fans: “Muchas gracias a todos por acompañarme. Esta es mi primera vez cantando en Lollapalooza. Suban sus manos para esta última canción”, dijo para luego desatar la euforia y la locura con su éxito viral “Beautiful things”.
En la otra punta del predio, Hozier, quien fue parte de Lollapalooza Argentina en su anterior edición, comenzaba a tocar en el escenario Bud Light. El irlandés, que saltó a la fama con su canción “Take me to the church”, demostró su talento. Sin lujos, el artista dejó que su música hablara por él.
Paralelamente, el escenario T-Mobile volvió a encender sus luces para la llegada de Megan Thee Stallion. La rapera fue el último headliner anunciado, tras la sorpresiva baja de Tyler, the Creator. Con su carisma, presencia y estilo callejero, la oriunda de Houston de 26 años puso a “perrear” a lo que se encontraban, incluso, a cientos de metros del escenario.
Luego de unos 30 minutos, el cielo no soportó más el calor y la humedad de la jornada y dejó caer su lluvia sobre el predio, agregándole épica al cierre de la primera jornada.