Playlist, el ciclo que da voz a los artistas emergentes: hoy, Olivia Wald y la dificultad de dedicarse a la música
En un nuevo episodio de Playlist, el ciclo audiovisual en el que Infobae busca darle espacio a los artistas emergentes, la protagonista es Olivia Wald, la joven de 27 años que despunta como cantautora luego de un bagaje que cuenta con experiencia en estudios de canto, comedia musical y, también, un importante pasado por el modelaje. Asimismo, se formó en actuación y también se recibió relacionista pública.
“Es bastante frustrante saber que te querés dedicar a algo que es muy difícil. Por suerte a mí siempre me gustaron muchas cosas y fui siempre muy proactiva. Y me gustaron, no solamente cosas, sino que las llevé a cabo. Soy licenciada en Relaciones Públicas. Y siento como que todo eso lo hice por el miedo a que no me vaya bien. Era como bueno, listo, vamos a dibujar mi universo… Un ‘plan B’ de un montón de ‘plan B’. Nunca entré a una oficina”, dice a Teleshow.
En esa especie de “Plan B” estaba Olivia cuando, en 2014, comenzó a trabajar en una agencia que la convirtió en cara de reconocidas marcas nacionales e internacionales. Sin embargo, dos años más tarde, le dio cauce a lo que ella considera su verdadera pasión: cantar. Así, durante dos temporadas fue la cantante de Acantilados, banda de cumbia pop. Para 2019 irrumpió como solista con la canción “Se nos hizo tarde”. Y a partir de allí, cuenta con un rosario de singles, algunos para su proyecto personal y también colaboraciones con artistas como Acedera, José Sonner y Wildo Samuel.
Lo más reciente de su cosecha es “Temporada de canciones tristes”, “¿Qué vas a hacer hoy?” (en su versión eléctrica y también acústica) y “En la cara”, todas editadas en lo que va de este año y, todas, con un videoclip. “Negociar que una canción que no tenga videoclip, que sería como ilógico en cualquier caso, es porque no quiero que esa canción tenga tanta notoriedad, porque me da vergüenza todavía hacerme tanto cargo de lo que digo”, explica.
Actualmente, Wald reparte sus días entre Argentina y México. “Creo que el haberme abierto musicalmente a México me ayudó a no tener tanta ansiedad por encajar en cierto sonido. Allá hay más diversidad de sonidos. ‘En la cara’ que es un pop rock que salió hace poco, ahora está cuarta viral en Argentina y es una canción que no tiene nada que ver con lo que usualmente escuchamos en Argentina. Y para mí eso fue una manera de asegurarme que está buenísimo seguir mi propio camino y no hace falta estar haciendo reggaetón para que a la canción le vaya bien porque cuando la letra es algo con lo que el público puede conectar es como que va por ahí”, explica sobre la necesidad de adaptarte a las tendencias musicales.
María Figueiras: —¿Cómo describís tu proceso creativo?
Olivia Wald: —Va cambiando. Son muchísimos años. Yo escribo canciones desde que tengo 10 años. Hoy en día compongo desde la improvisación, tanto en el estudio, como sola en mi casa, y es como la manera que encuentro de que el inconsciente me explique lo que estoy sintiendo y quiero decir y después construyo desde ahí, no es que todo sale y fin.
María Figueiras: —¿De qué manera recibís y manejás las críticas?
Olivia Wald: —Me tiran mucho hate hace muchísimos años. Antes de sacar mi propia música estaba mucho en Instagram. Me criticaron siempre mucho. La verdad es que me afectó en ese momento, hoy no me interesa. Son críticas de: “No me gusta como cantas”; “No entiendo como respiras con tu nariz”; “Quién te hizo mal la rinoplastía”. No son críticas dolorosas y, además, se hacen por redes sociales. En persona nadie te lo viene a decir.
María Figueiras: —¿Y cómo fue esto de cambiar, de ser independiente a firmar con una discográfica grande?
Olivia Wald: —Yo tengo una obsesión laboral intensísima, es muy difícil trabajar conmigo y ahora tenemos un equipo gigante. Para mí fue un proceso muy difícil. Ceder. O sea, yo prefiero armar mis propias estrategias de marketing a que me digan, tenés que decir esto me… no me gusta, estoy tratando de trabajarlo, siento que estoy mejorando un montón. El mayor desafío fue poder hacerme cargo de mi proyecto y defenderlo queriéndolo porque nosotros por ahí, cuando ya escuchamos música, vemos como alguien que formó algo y le gustó, pero en realidad somos personas que escuchamos música, que nos gusta cantar y que tratamos de armar un proyecto atrás de… nada, una vida normal de alguien que canta.