Fitz Roy, secretos de montaña: la historia de superación, desafíos y misterio que llega a la calle Corrientes
“La verdadera sabiduría no se puede transferir, hay que experimentarla“, dice Katy, el personaje de Mara Bestelli, quien junto a Leonora Balcarce, Laura Novoa y Romina Richi se deslizan sobre el escenario del Teatro Metropolitan para encarnar a las cuatro mujeres que intentarán escalar una de las montañas más peligrosas del mundo.
Fitz Roy, secretos de montaña es la obra de texto de Jordi Galceran, que relata la desafiante odisea de las protagonistas por hacer cumbre en el cerro que se encuentra a 3405 metros, sobre el hielo patagónico del sur, entre Argentina y Chile.
Una comedia que, por momentos, tiene tintes dramáticos, de misterio y suspenso, donde las relaciones de amistad son el eje por el que se desarrolla la historia. No hay una sola protagonista, sino cuatro y, en todo caso, el verdadero papel estelar es la trama de alianzas, de amor y de conflictos que despiertan las risas y la emoción de los espectadores desde el comienzo de la obra, que es producida por Diego Romay, y que cuenta con la dirección de Mariana Chaud.
Con una escenografía que simula un clima desolador, inclemente y helado, comienza la pieza teatral que estrenó este jueves en el Teatro Metropolitan, en la calle Corrientes de la Ciudad de Buenos Aires. En medio de una tormenta de viento y nieve, Katy, Ana, Laura y Julia hacen su aparición, mientras sus voces se escuchan primero lejanas y luego, cada vez más nítidas.
En ese instante, el público puede apreciar la imponente pared vertical que asemeja a una de las laderas del Fitz Roy. La oscuridad deja de ser total y el silencio de los primeros instantes se rompe por un viento que crece atravesando el ambiente, hasta que todo se vuelve ensordecedor.
De allí en más, el guion, adaptado por Daniel Cuparo, relata un sinfín de vicisitudes que le ocurre al grupo de amigas, en su intento por desafiar a la montaña más riesgosa, mientras cada una lucha contra sus propios fantasmas y temores. En la última parada al ascenso a la cumbre, llamada “la silla de los franceses”, las artistas se ponen en la piel de cuatro escaladoras amateurs que, por diferentes circunstancias, deciden cumplir ese difícil reto.
Por momentos, el espectador se ríe a carcajadas y, por otros, se adentra en el halo de impotencia y misterio que la directora intenta recrear y que lo consigue con creces. Los secretos se van develando a lo largo de la obra junto a las posibilidades de los personajes por sortear las dificultades que se les presentan.
“Fitz Roy es una propuesta distinta por lo que implica, por el desafío con el cuerpo y por todos los elementos que usamos en escena”, comienza diciendo Leonora Balcarce a Teleshow. “Implicó mucho trabajo de preparación física, por suerte yo entreno bastante y fuimos varias veces a un lugar a escalar, a hablar con expertos que trepan esta misma montaña. Y fue duro, porque es una exigencia mental y física muy grande”, agrega con respecto a la construcción de Ana, su personaje.
“Investigué mucho sobre qué es lo que les pasa por la cabeza a los escaladores, a la gente que quiere poner en riesgo su vida. Y lo que entendí también es que hay algo de eso, de ponerse en riesgo, y de pasar los propios límites y superarse, que después da una satisfacción muy grande. A mí, exigir al cuerpo y a la mente me parece un plus que está buenísimo como intérprete”, detalla.
Antes de finalizar, la actriz y escritora cuenta un detalle más de su entusiasmo por esta producción. “Me atrajo primero trabajar con Romina (Richi), que es muy amiga mía. Creo que no hay mejor proyecto que estar con amigos”, destaca justamente al hablar de la trama y las subtramas que tiene el argumento con respecto a la amistad. “Ana es mi personaje. Tiene algo bastante delirante y un poco absurdo, y a veces mi mente va por esos lugares”, confiesa.
Por su parte, Mara Bestelli, otra de las actrices convocadas por Diego Romay para formar parte de este elenco, habla sobre sus propios miedos. “La preparación física fue bastante intensa. Yo tengo un trabajo corporal muy fuerte desde siempre y los desafíos actorales que implican esfuerzo físico me entusiasman un montón. Y además, tengo vértigo. Así que fue todo un desafío poder subir aunque sea unos metros en una pared y comprender a lo que se enfrentan las personas que escalan estas alturas, que son imponentes, tanto físico como mentalmente”, revela.
“Me gustaría que el espectador pueda resonar con esta obra así como lo hacemos nosotros arriba del escenario. Que pueda emocionarse con esta historia de amistad, de comunión, de una situación tan extrema y tan exigente que nos obliga a llegar a acuerdos y a poder atravesar las dificultades”, agrega Bestelli a este medio, a la vez que destaca el mensaje principal del guion: “El hecho de poder contar una historia de amistad y de amor en tiempos tan turbulentos, tan deshumanizados y tan individualistas, poder contar una historia de encuentro entre mujeres, entre seres humanos, me hace muy feliz”.
Fitz Roy se desarrolla en un solo acto, con la marcada escenografía centrada en la montaña y en las acciones de las artistas sobre el escenario. El diálogo entre ellas, los climas que se generan y el impecable relato en tiempo presente logran la atracción del público.
“Al ser toda la obra en un solo acto, hay que tratar de descubrir cuáles son los momentos en donde la acción cambia, los instantes en donde la tensión dramática sube, o dónde baja. Eso fue un gran trabajo de comprensión de la estructura de la obra”, continúa la actriz que encarna a Katy. “Yo adoro a mi personaje. Y lo divertido es que ella se autoproclama jefa de la expedición, pero nadie la reconoce como tal, y eso me parece que es lo gracioso de la obra”, concluye.
Si algo confluye en la temática de Fitz Roy es que cada una de las intérpretes valora la relación de afecto entre estas mujeres. “Creo que es una obra que va a llegar al corazón de la gente, quizás especialmente de los afectos, de las amigas, de lo que significa la amistad más allá de ser hombres o mujeres”, reflexiona Laura Novoa, quien interpreta a la experimentada Julia, el personaje que guarda un secreto que cambiará el curso de la trama.
“Hay algo que me pasa en los procesos de ensayo que para mí son muy gratificantes. Cuanto más grande sea la búsqueda, me gusta más. Con respecto a mi personaje, hubo dos patas muy importantes para poder componerlo. Una tuvo que ver con los escaladores. Para ensayar tuvimos la suerte de poder ir a una estación vertical a probar los arneses y aprender cómo trepar. También tuve la oportunidad de hablar con varias personas que hacen esta escalada. Es un deporte muy particular donde se viven situaciones muy inhóspitas que, a la vez, les dan mucho placer. Es un contacto muy fuerte con la naturaleza”, cuenta entusiasmada.
“El segundo punto es que mi personaje tiene una enfermedad particular, sin spoilear puedo decir que tiene una característica que me llevó a reunirme con gente que transita por lo mismo. Tuve charlas con estas personas y también participé de un grupo donde estaban haciendo expresión corporal. Fue mi manera de poder acercar el corazón al personaje”, asegura. “Después de 35 años de profesión, es una experiencia muy enriquecedora poder trabajar con estas compañeras con las que nunca lo había hecho, era una falta para mí”.
Romina Richi personifica a Laura, la joven que menos experiencia tiene en este tipo de deportes y quizás, por esta razón, es la que se toma con humor las situaciones más difíciles. “Para preparar mi personaje, al igual que mis compañeras, me entrené, miré muchísimos videos de escaladores, aunque por supuesto no fui a escalar el Fitz Roy todavía. Pero con todo lo que vi, con todo lo que investigué, tengo muchas ganas de ir”, revela. “En algún momento lo voy a hacer”, afirma sin dudar.
“Me atrajo la posibilidad que tienen estas cuatro mujeres de enfrentarse con la realidad, con la vida y, también, de enfrentarse con la compasión hacia el otro y con el egoísmo. Son cosas que tenemos todos los seres humanos y que, en ciertos momentos de riesgos extremos salen a flote. El peligro de la altura es poderoso y emotivo a la vez”, concluye.
Fitz Roy revela secretos, indaga en las profundidades de corazones solitarios, insiste en desafiar al peligro. Entre risas, con algunas lágrimas y con la sensación de que la vida es mejor con amigos, los espectadores despiden con aplausos a la pieza teatral que estrenó este 8 de agosto y que se podrá ver de jueves a domingos en la vasta cartelera porteña.