Fer Metilli, la obrera del humor: de su infancia en Tandil hasta el presente en teatro y los límites de los chistes
Sus amigos y conocidos se mostraron sorprendidos cuando la tímida Fer Metilli, apenas terminado el secundario, se anotó en la Facultad de Arte. Así de sorprendido -además de admirado- se ve al público cada noche al final de las funciones de Exit, una de las más destacadas propuestas de la calle Corrientes de la que es parte.
Este nuevo capítulo en su vida la encuentra siendo parte de la comedia junto con Nancy Dupláa y Juan Pablo Geretto, bajo la dirección de Corina Fiorillo. Allí, Lidia (Dupláa) nueva directora de Recursos Humanos, tiene un gran desafío por delante y que debe resolver de forma inmediata. La llegada a su oficina de Manu (Geretto) y Maite (Metilli) puede ayudar a su tarea, o complicarla más.
“Cuando me llegó la propuesta no dudé nada, ni un minuto”, reveló Metilli en una charla exclusiva con Teleshow. “Primero que ya me habían dicho que era con Nancy y con Geretto, y ahí había un sí, aunque vaya a hacer de árbol, voy. Y cuando leo la obra, me sorprendí con cada giro que da. Muchísimo. Entonces me dije ‘qué bien escrita que está’. Y ya es un placer cuando algo está tan bien escrito, porque le ves el potencial de lo que uno le puede llegar a agregar, por tu humor, porque conoces al otro, o no, pero ya era un 100 por el potencial”.
Y si a ese libro se le suma la dirección de Fiorillo, el resultado puede sorprender mucho más, tal como lo detalló la actriz: “Que haya mucha comedia física fue una gran apuesta de Cori, porque nos dijo que la veía corporal, y ahí fue genial porque con Geretto nos miramos y después de una semana ensayando ya éramos dos monos y Nancy lloraba de risa, porque el personaje de ella es un poco más quieto en ese sentido, pero también se sumaba y es hermoso”.
“No nos conocíamos ninguno de los tres laburando, ni personalmente. Sabíamos obviamente quiénes éramos, yo,porque los admiro mucho a los dos desde siempre. Y fue hermoso”, la conexión sobre las tablas se nota, se siente y le llega al espectador, que está atento a cada giro que da la historia, sin dejar nunca de reír.
La gente se sorprende y se engancha desde el primer momento, tal como detalló la intérprete: “Cuando el personaje de Nancy ingresa a su oficina a las 9:02 de la mañana y la vivís en tiempo real. O sea, la gente es testigo la hora y media que sucede todo y vos lo imaginás y son las 10:30 de la mañana, de verdad. Eso está buenísimo porque lo hace súper particular”.
“Un seguidor me preguntaba si me duele el cuerpo, y sí, obvio, claro. Me duelen los gemelos también, no lo vamos a negar. Pero es un obrón, me fascina, estamos los tres enamorados de la obra”, detalló sobre las exigencias físicas del trabajo en el que logró explorar nuevas facetas de su capacidad actoral.
Conocida por su incansable energía y su amor por el humor, habló también apasionadamente sobre su trabajo, incluso al rememorar lo vivido hace solo unos meses cuando se encontró al frente de la obra Matilda: “Es un shot de todo, porque las temporadas que se hacen en el Rex, ese tipo de producciones, son cortas, pero intensas, son quizás cuatro meses en total, pero en el medio vacaciones de invierno y dos meses que te metés adentro del Rex a las 11 de la mañana y salís a las 23, no tenés otra vida, porque no podés. Y esa es una experiencia increíble”.
Sin embargo, reconoce que “soy más de la escuela de miércoles a domingos, de marzo a noviembre, esos que tenés tu día bastante libre hasta las 18:30, yo estoy más acostumbrada a ese ritmo”. Pero no contenta solo con Exit, también los martes es parte de la obra Las chicas de la culpa que sube el telón todos los martes. Así, su única jornada libre es los lunes: “Me encanta. La verdad es que poder vivir del teatro hoy es muy grande”.
En Las chicas… junto con Malena Guinzburg, Connie Ballarini y Natalia Carulias, los chistes, reflexiones y humoradas no tienen filtro, y lo saben: “Ahí se permite todo. Este es nuestro código y la gente que nos viene a ver también lo sabe. Si sacás de contexto a lo que sucede ahí. Y bueno, sí, quizás esté mal, pero lo que sucede dentro de nuestro mundito tiene un código. Entonces eso se permite”.
En medio de ese panorama y este presente de cancelaciones y de repreguntarse con qé se puede hacer humor, destacó: “La pregunta es de qué te estás riendo cuando te estás riendo y con Agus -Soy Rada, su pareja- discutimos mucho esas cosas. Hace poco, en su unipersonal, yo le decía sobre un chiste que no iba. No me acuerdo cómo era, pero en definitiva se estaba riendo de que una mujer había tenido un hijo y no se sabía cuál era el padre. Entonces digo. ¿De qué te estás riendo? ¿De que la mina estuvo con muchos tipos y no sabe quién es el padre? Entonces, nos gusta mucho como analizar eso, pero sin la vara, sino para mejorarlo entre nosotros. Y otra cosa, cuando vos lo sacas de contexto. Obviamente nosotras sabemos que no podemos ir a hacer ese mismo espectáculo a la noche en la tele, y de hecho la tele no nos llama precisamente por eso”.
Pero en su historial también tiene un gran bagaje de experiencia en lo que es la pantalla chica,, desde 2012 cuando fue parte de La Pelu, hasta incluso su última incursión en Buenos Chicos, por la pantalla de El Trece. Expectante por lo que pueda pasar en las nominaciones para los próximos premios Martín Fierro, a la espera al menos de que la ficción sea nominada, reconoció que en los dos ámbitos se siente cómoda y le gustan, tanto la televisión como el teatro, aunque no puede negar que “el teatro es donde más experiencia tengo porque hice más. Pero la tele la verdad es que me fascina y tuve experiencias en donde pude ser muy libre. Entonces eso está bárbaro, la libertad de poder amoldar el personaje”.
“El teatro no tiene otra comparación porque es un diálogo con el público. La respuesta es la la risa o el aplauso o la atención. En cambio, en la tele no hay nadie del otro lado. No los veo. Tu reacción son los colegas, el cámara, el que está atrás riéndose”, reconoció, aunque sin dejar de destacar que ama cada una de sus incursiones en ese espacio de ficción en la pantalla chica.
Nacida en Tandil, el humor cruzó en su vida y en su hogar desde que tiene uso de razón, e incluso era la forma en que la familia conectaba, como reveló: “En mi casa se consumía mucho humor y era como el punto de relajación, Mi mamá era muy tímida y muy para abajo, y mi papá muy nervioso y muy para arriba de tenso. Entonces, cuando mirábamos cosas de humor nos conectábamos todos. Para mí tenía mucho significado el humor y yo los veía a ellos reírse y para mí era una isla hermosa. Ahí fui observando mucho el humor”.
“En mi casa se miraba desde Chaplin hasta Lolita Torres, cuando El Trece pasaba sus películas los sábados o domingos. Incluso también se miraba Rompeportones, y hasta hoy, que lo miran por el Canal Volver. Se paraba la tele cuando había algo de humor, entonces yo me detenía y realmente me metía ahí adentro. Desaparecía todo el resto y observaba. Ingresaba en ese sketch, a ese mundo”, expresó.
El hecho de nombrar a Rompeportones, el ciclo de sketchs del que eran parte entre otros Emilio Disi y Miguel del Sel, además de las más afamadas mujeres de la farándula de la época, no fue casual ya que en su plantel contaba com la figura de Ana Acosta, quien cumplía el rol cómico femenino, ante el que Metilli sintió inmediata admiración.
Fue así que, decidida, la chica tímida comenzó a estudiar en la escuela de Arte. El paso del tiempo la encontró generando sus propias obras y espacio en esa localidad, además de desempeñarse como vendedora de ropa. Fue entonces que entendió que la incursión a la Ciudad de Buenos Aires debía ser inminente. En su cabeza, tenía la idea de continuar como empleada en algún comercio, a la vez que en el tiempo libre poder continuar formándose. Sin embargo, no todo ocurrió así.
“Me pude venir a vivir acá gracias a Valeria, mi prima, que ella ya vivía acá hacía diez años y me brindó su casa porque si no yo no podía pagar un alquiler. Mi vieja me acuerdo que me dio $2.000, que en ese momento me servía suponete para dos meses, pero si no hubiese sido por el apoyo de las mujeres de mi familia, mi viejo estaba sin trabajo, entonces fue por ellas, y en un hostel no sé si me lo hubiese bancado, A los poquitos días conseguí laburo en un local de ropas a la tarde, a la mañana yo estudiaba Comedia del arte y clown con Cristina Moreira”, explicó sobre ese desembarco, que pronto traería novedades.
El Paseo La Plaza, sobre calle Corrientes, es uno de los lugares emblemáticos en lo que respecta a la oferta teatral diaria. Y sus luces y marquesinas de inmediato llamaron la atención de Metilli: “Era el lugar que yo admiraba, y veía su cartelera y me tomaba un cafecito ahí y ya me sentía parte. Y un día veo un cartelito impreso en compu que decía que el Canal Utilísima buscaba mujeres que hagan comedia y había que mandar un mail. A la noche mi prima, que también trabajaba en lo mismo, me dice del casting, entonces las dos veníamos con la misma info. Escribo el mail y lo mandé. Y me llamaron, ahí conozco el mundillo del stand up porque me encuentro con Nora Schiavoni, una gran amiga que falleció hace un año y pico, y de la mano de ella empiezo a conocer el stand up”.
Fue entonces que comenzó a conocer a los grandes referentes del género, y tras conseguir ese espacio en el canal, no dudó en abandonar el negocio de ropa, lo tomó como una señal de que finalmente trabajaría de lo que le gustaba. Sin embargo, “el programa duró bastante poco, pero fueron cinco meses que yo pude ahorrar y vivir tranqui. Cuando se terminó ese trabajo estuve varios meses sin laburo, pero focalizada en no meterme en el local de ropa. Me dije que no, que sigamos esta señal, estaba claro”.
Así fue como, mientras daba clases de teatro a chicos especiales en centros de día para poder sostenerse económicamente, a los pocos meses quedó en el Grupo Alas, de teatro infantil. “La verdad que la pasamos genial y de ahí de a poco fueron apareciendo los casting para bolos.Y el primer bolo que me llamaron para Canal 13 yo no lo podía creer. Era una escena con Nico Cabré y con Mariano Martínez en Los Únicos, en la primera temporada, que la rompió, que estuvo buenísima. Hice un personaje dos capítulos y estaba chocha, y en Tandil, olvidate, yo era Susana Giménez allá”.
Tras ello llegaría La Pelu, con Flor de la V y Laura Ubfal. entre otras, y sobre esa experiencia no duda: “No lo podía creer, cobrar todos los meses por actuar en tele, por hacer lo que me gustaba. Y fue la primera vez que yo tenía un sueldo como impensado”, aunque los pies sobre la tierra siempre los tuve, y más después de la recomendación que recibió. “Ubfal me acuerdo que tomándonos un café me dice que no cometa el error del 80% de los actores y actrices, que pegan un laburo en tele y se mudan a Puerto Madero y después, cuando termina la temporada, tienen que entrar a vender hasta el microondas. Y eso me re quedó”.
Mirando hacia atrás, esa infancia en Tandil, su llegada a Buenos Ares y este presente, Fer no duda: “Esa chica de 14 años que fui está feliz”, pero no siente como que llegó a algún lado “porque una llegada es que algo se terminó, y esto es un proceso. cada propuesta, cada nuevo proyecto. Esa Fer está contenta. Era esto, era por acá, no estábamos equivocadas”.