El emotivo recuerdo de Graciela Borges a su amigo Alain Delon: “Era naturalmente seductor y a la vez melancólico”
Alain Delon falleció este domingo 18 de agosto a los 88 años, en su casa de Douchy, en el centro de Francia. La noticia, que fue anunciada a través de un comunicado por sus tres hijos, Alain Fabien, Anouchka y Anthony Delon, conmovió a la colonia artística de todo el mundo y también, a sus fanáticos. A lo largo de tantas décadas el actor logró un lugar destacado dentro del espectáculo por sus interpretaciones memorables en filmes como A pleno sol, El silencio de un hombre, El círculo rojo y Rocco y sus hermanos, entre tantos otros. Y además de su popularidad en Europa, el artista fue consagrado en Argentina, a donde viajó nueve veces en su vida, y donde formó amistades entrañables. Graciela Borges es una de ellas, y en este día, la actriz habló con Teleshow para expresar su dolor y contar detalles de su afectuosa relación que mantuvo a lo largo de varias décadas.
“El recuerdo es el de muchos sitios”, comienza diciendo la intérprete de La Ciénaga. “Lo conocí a lo largo de muchos años, desde que éramos muy jóvenes. Compartimos reuniones en la casa de amigos en común, fuimos muchas veces al cine juntos. En París lo vi varias veces”, relata para homenajear a su amigo.
“Era una persona que, a mí, me daba la sensación, que no jugaba a ser divino. No era así. Él era naturalmente bello”, reflexiona. “Su belleza era tan arrebatadora…”, dice en medio de la charla que la llevará a sitios agradables de su vida. “Creo que él es uno de los hombres más lindos que he visto en mi vida, junto con Paul Newman”, asegura hablando en tiempo presente, como si la muerte de su colega no hubiera sucedido. “Era como esos hombres que, naturalmente, con su accionar eran seductores, pero él no lo provocaba de manera consciente. Él era así. Y muy simpático, además”, advierte. “Por momentos también era muy callado. La última vez que lo vi fue en el Festival de Cine, de Mar del Plata, en 1997″, rememora.
“Después no lo vi más personalmente, sé que estuvo enfermo por un amigo en común, quien me contó que, en realidad, no quería vivir. A mí me puso muy triste ese tema. Después, me siguió contando que se había ido a vivir a Suiza, y que luego se fue a una casa en el campo”, detalla. “La última vez que estuvo en Argentina vivimos algo muy gracioso. Estábamos en Mar del Plata, en el Festival y nos habíamos ido a comer. Yo tenía una camioneta y otro amigo le dijo que yo los iba a llevar a recorrer toda la ciudad. Y eso hicimos, con todas las ventanillas abiertas paseamos por la calle Alem, pero lo curioso es que en plena multitud de gente nadie lo reconoció”, cuenta entre risas.
“Me pareció tan raro porque además íbamos sacando la cabeza por las ventanas. Le encantaba Mar del Plata. Le encantaba el cine. Yo creo que él era una persona muy especial. Era muy atractivo, pero sin intentar serlo”, destaca sobre la personalidad del actor. “Uno de los recuerdos más divertidos que tengo con Alain es una vez que paseamos en góndola por Venecia. Éramos muy jóvenes. Estábamos con un grupo de amigos y a mí me tocó sentarme junto a él. En ese momento, él se movió tanto que creíamos que nos íbamos a caer, y el gondolero estaba como obnubilado por él, no le importaba nada los movimientos que estaba haciendo. Por momentos, lo recuerdo como una persona muy divertida”, agrega. Enseguida, continúa: “Curiosamente, algunas veces se quedaba como en un estado de melancolía. Me acuerdo perfecto que una vez fuimos a la casa de una amiga mía y él estuvo toda la noche callado, en un profundo silencio. Ese día yo lo vi como mirando otro plano. No sé cómo explicarlo”, continúa. “Mi recuerdo es el de un hombre estupendo porque naturalmente él impresionaba mucho. Era como una máquina de sensualidad para las mujeres. Para los hombres también, me imagino. Pero no lo buscaba, No era el efecto que él quería causar. Era algo natural en él, eso fue muy bueno”, concluye.