Llevamos siglos sin entender cómo se formaban pepitas de oro en el cuarzo. La respuesta estaba en la electricidad y los temblores
El oro que podemos encontrar en nuestro planeta (y en otros lugares del cosmos) tiene su origen en choques de estrellas de neutrones sucedidos mucho antes de la formación de nuestro sistema solar. Pero la forma en la que este elemento se amalgama en la corteza terrestre era aún un misterio. O lo era hasta ahora.
Electricidad y terremotos. Un nuevo estudio ha propuesto una solución a la incógnita sobre qué proceso geológico era responsable de la formación de las “pepitas” de oro en la corteza terrestre. La respuesta estaría en dos factores: electricidad y terremotos.
Oro y cuarzo. El proceso está también muy relacionado con otro mineral: el cuarzo. Las vetas de oro aparecen con mucha frecuencia en el interior de formaciones de este mineral. Esta relación no sería casual, según la hipótesis propuesta.
Y es que el cuarzo tiene una curiosa propiedad: la piezoelectricidad. El cuarzo transforma la presión en energía eléctrica, de forma que cuando este se agita o deforma. Esto se debe a la singular configuración de los átomos que conforman este mineral.
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Agitando el cuarzo. Estas propiedades piezoeléctricas se activarían cuando la roca quedara sometida a alguna forma de estrés. Esto sucedería al producirse un terremoto, es decir, las ondas sísmicas ejercerían presión sobre el cuarzo, que respondería generando un campo eléctrico.
Este campo a su vez tendría dos efectos. El primero, que los átomos de oro se liberaran de las estructuras en las que estuvieran encapsulados.
El segundo, permitiría que los átomos de oro se entrelazaran entre sí. Las partículas de oro, un material conductor mostrarían tendencia a agruparse con otras partículas del metal en lugar de acoplarse al cuarzo, un mineral no conductor de la electricidad. Así, sobre el paso de largos periodos de tiempo, podrían producirse acumulaciones de oro, “pepitas” que podrían alcanzar tamaños considerables.
Experimentando en el laboratorio. El equipo puso a prueba su hipótesis en laboratorio. Para ello trataron de replicar las condiciones geológicas en las que se da el proceso. Lo hicieron sumergiendo cristales de cuarzo en un fluido que contenía oro.
Utilizaron un motor para agitar el cuarzo como si de un terremoto se trataba. El equipo examinó después los cristales de cuarzo y comprobaron que, efectivamente, el oro se había depositado en ellos. Los detalles pueden consultarse en un artículo publicado en la revista Nature Geoscience.
La fuerza de la electricidad. Poco a poco vamos destapando la importancia de los campos eléctricos en la geología de la Tierra. Un ejemplo reciente de ello es la formación de moléculas de oxígeno en las profundidades del océano, fruto también de procesos eléctricos (electroquímicos en este caso).
Descubrir este tipo de procesos puede ayudarnos a comprender mejor la naturaleza que nos rodea pero también puede abrirnos el camino a entender mejor el origen de la vida en nuestro planeta, e incluso la evolución de unas sociedades muy a menudo preocupadas por metales como el oro.
Imagen | James St. John, CC BY 2.0
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La noticia Llevamos siglos sin entender cómo se formaban pepitas de oro en el cuarzo. La respuesta estaba en la electricidad y los temblores fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .