El delicado momento de la UCR: ausencia de diálogo, denuncias por redes y un chat plagado de ataques
“En el bloque no se habla. No se puede hablar de ningún tema”, esa fue la respuesta de un integrante de la bancada de la UCR en la Cámara de Diputados. La pregunta de Infobae apuntaba a cómo votarán ante el veto que Javier Milei podría imponer en los próximos días sobre la ley de Financiamiento Universitario. El primero que se animó a adelantar su postura fue el cordobés Luis Picat, quien confirmó que apoyará al Gobierno para mantener el equilibrio fiscal. El resto de los radicales prefirió mantener cautela. Hay quienes, como el propio Martín Lousteau, creen que el Presidente no concretará su amenaza. De todos modos, el partido centenario no logra curar las heridas que dejó la reforma previsional y la idea de mantener la unidad se transformó en una utopía.
“Si eventualmente hay un veto, hay 87 diputados que acompañaremos”, adelantó Picat en diálogo con este medio, consultado por el posible veto al proyecto que establece una recomposición de los salarios del personal docente y no docente desde el 1 de diciembre de 2023. Se estima que su aplicación tendrá un impacto presupuestario de $738.595 millones, equivalentes a 0,14% del PBI. “El Presidente debe estar reconsiderando vetar la ley de actualización del presupuesto universitario. Sus funcionarios del Ministerio de Economía, si tienen honestidad intelectual, deberían explicarle que con muy poca plata se resuelve la situación de las universidades”, expresó Lousteau en las últimas horas del sábado.
El presidente del Comité Nacional nunca creyó -ni cree- que Milei avance efectivamente con el nuevo veto. La multitudinaria movilización que se realizó en abril de este año en defensa de la educación pública es una muestra de lo que podría pasar en los próximos días. Dentro del bloque radical hay quienes coinciden en esa mirada y hasta creen posible un veto parcial. “El que hoy habla de cómo vamos a votar ante el veto está desinformando, porque no estamos pudiendo consensuar ni hablar de ningún tema”, graficó una voz importante de la bancada, quien asegura que el grupo de Whatsapp se convirtió en un campo de batalla, algo similar -o incluso peor- a lo que pasó en estos días en las redes sociales.
¿La UCR transita su peor momento? Los dirigentes históricos más importantes aseguran que no. “Hubo momentos peores en los que creíamos que el partido desaparecía”, aseguran y recuerdan hechos como la Concertación Plural – la estrategia impulsada por el kirchnerismo que se llevó a Julio Cobos y Gerardo Zamora, entre otros- la crisis del 2001 que terminó con el gobierno de Fernando De La Rúa y la fuerte pelea que se desató en la Convención de Gualeguaychú en el 2015, que decidió aliarse con el PRO.
Los más cautelosos hablan de una “pérdida de calidad en la dirigencia” en todos los partidos políticos del país, producto del fenómeno Milei. “Se perdió la noción de lo colectivo. La Libertad Avanza puso patas para arriba el sistema político y las herramientas de comunicación”, aseguran. Ese escenario no los exime a los radicales de sus responsabilidades. Los correligionarios con más años en el partido apuntan contra todos los sectores enfrentados: acusan a Lousteau de no ocupar el rol de coordinar las tensiones, creen que Rodrigo de Loredo repite ese rol en Diputados y que los “radicales con peluca” se “pasaron de rosca” sacándose la foto en la Casa Rosada.
Hay cierto rumor sobre la denuncia que hizo Lousteau hacia los cinco radicales que votaron con La Libertad Avanza. El senador los acusó de haber “vendido sus votos a cambio de beneficios personales” y todas las miradas se enfocaron en el armado de las listas del próximo año, donde la mayoría de las provincias temen perder más bancas en manos de los libertarios. Sin embargo, según trascendió, las supuestas conversaciones sobre posibles alianzas estarían en duda y es por eso que los votos para un nuevo veto no estarían garantizados. “Milei nos les va a dar nada de lo que quieren”, aseguran dentro de la UCR.
“Todo este show de cruces se termina el próximo 6 de octubre”, aseguran los correligionarios bonaerenses. Según esa mirada, la excesiva exposición mediática que tuvo la interna del bloque de Diputados está estrechamente vinculada con la próxima elección que se desarrollará en las próximas semanas en lo que será la sucesión de Maximiliano Abad, que se disputa entre Miguel Fernández (candidato oficialista) y Pablo Domenichini, apoyado por Lousteau y Facundo Manes.
En Evolución son conscientes de las dificultades que tienen para vencer la hegemonía de Abad en el radicalismo bonaerense pero creen que se trata de una discusión que deben dar. Sobre todo porque buscan plantar una bandera clara sobre hacia dónde debe plantarse el espacio en la discusión política del año que viene y, además, para ser consecuentes con su apuesta por Manes. Tanto en el neurólogo como en Maximiliano Pullaro, ven dos dirigentes con capacidad en encabezar el proyecto nacional. “El problema es que la UCR tiene muchas prácticas expulsivas. Hay radicales que prefieren seguir siendo un partido de provincias y no les conviene que florezca un liderazgo que represente a todo el país. Eso pasó con Facundo”, analizan cerca de Lousteau.