Música/Espectáculo

Benito Fernández emocionó al hablar de su salud: “Me llevó a una situación límite donde no pude más”

Con la voz temblorosa, pero firme, Benito Fernández se plantó en la pista del Cantando 2024 y su confesión fue un estallido de sinceridad, un grito que resonó más allá del escenario. Conmovió no solo por su tono, sino por lo que cargaba: un desgarrador relato de pérdidas personales, luchas internas y la presión de ser fuerte frente a una vida que lo había puesto a prueba una y otra vez.

Tras interpretar el tema A quién le importa acompañado por su partenaire, Evelyn Basile, llegó el momento de que Marcelo Polino, integrante del jurado, les brinde su devolución. Sin embargo, antes de ello, se refirió a las luchas del diseñador, al expresar: “Benito no tiene que revalidar ningún título, es uno de los grandes diseñadores, viste a la reina Máxima, sale en las portadas de las revistas más famosas del mundo, no necesita hacerse más famoso como muchos que vienen acá, valoro que te arriesgues y que hayas pasado por un problema de salud mental y lo pudiste exponer y podés ayudar un montón a la gente”.

“Este señor que ustedes ven parado ahí, hace un mes estaba internado en una clínica psiquiátrica y hoy está acá de pie cantando, y eso para mí es todo”, continuó el jurado para dar el marco a lo que realmente se estaba viviendo más allá del show, porque “eso tiene un valor que excede la nota, la puesta, el vestuario, me parece que es un mensaje para vos que estás en tu casa, deprimido o deprimida, tirado en una cama, levantate y salí, tomá un mate con la vecina, porque se puede. Benito viene de pasarlo horrible y se está ocupando de su salud y no hay que tener miedo de la salud mental”, cerró mientras emocionaba aún más al diseñador.

Benito Fernandez
Benito Fernández transitó complicados momentos y ahora se muestra fuerte y plantado frente a la cámara (Foto: Matías Arbotto) (Matias Arbotto/)

Fue en tones que tras ello, el participante no dudó en hacer un pedido urgente de comprensión sobre las enfermedades mentales y los estigmas que aún las rodean. “No hay que tener prejuicios con las enfermedades mentales”, afirmó al mostrar su lado más humano y vulnerable. Contó cómo la vida lo había enfrentado con la muerte de su padre por suicidio cuando él tenía 30 años. Luego vino la partida de su madre, hace seis años, y la de su hermano hace apenas dos. “No tengo a nadie al costado ni arriba”, dijo con el dolor palpable en cada palabra, al recordar esas ausencias que lo marcaron profundamente. “Tengo a mis hijos y no los quería preocupar con lo que me estaba pasando”, agregó, lo que subraya el peso de tener que callar su sufrimiento para no inquietar a los que amaba.

Ese silencio, según relató, lo llevó a una situación límite: “No pude más”, expresó. Fue entonces cuando decidió buscar ayuda, recomendando a todos los que lo escuchaban que hicieran lo mismo: “Hablarlo, recurrir a especialistas, no tener prejuicios con la medicación ni con internarse”. Su honestidad rompió el hielo de un tema que todavía incomoda a muchos.

Pero esa confesión no terminó ahí. Habló sobre cómo se encuentra en la actualidad, al destacar que “hace 20 días hice uno de mis mejores desfiles, donde me acompañaron desde Valeria (Mazza), a Pampita”, aunque esa alegría también se teñiría de tristeza tras lo ocurrido recientemente: su compañero de vida, José Antonio, su perro de 11 años, falleció. “El lunes se murió mi compañero de vida. Hoy estar acá para mí es híper difícil, pero sabía que el show tenía que continuar”, dijo mientras el dolor se le asomaba por los ojos. Era evidente que la pérdida de su fiel compañero lo había dejado desarmado, pero allí estaba, cumpliendo con su compromiso en el programa, resistiendo.

Sin embargo, no fue solo el duelo lo que reveló en la pantalla. Fernández también habló de una lucha que lo había acompañado toda su vida: su dislexia. “No leo hace treinta años, tengo un problema de dislexia muy grande”, confesó. No era la primera vez que lo mencionaba, pero sí fue el momento en que más se abrió sobre cómo este trastorno lo había afectado desde la infancia. “No me puedo aprender toda la letra de memoria”, explicó, al detallar cómo la dislexia había sido su gran problema desde la niñez, una barrera que le impedía seguir el ritmo de los demás.

Pero en lugar de rendirse, optó por la resistencia: “Voy a ver cómo intento llegar a resolver mi problema”, dijo con determinación. Reconoció que la escuela no había sido un lugar fácil para él y que el sistema educativo, en su estructura rígida, no estaba hecho para quienes, como él, enfrentaban esta condición. “La escuela no está hecha para nosotros”, sentenció. “A los padres les digo que no se tienen que preocupar por los disléxicos, sino que ocuparse”, agregó, trazando una clara distinción entre la preocupación y la acción.

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