Tras la polémica por el bono, Lugones designó a los nuevos integrantes del Consejo de Administración del Hospital Garrahan
El ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, definió este miércoles las nuevas autoridades del Consejo de Administración del Hospital Garrahan, uno de los centros de salud pediátrica más importantes del país. La medida se tomó luego de que el funcionario solicitara la renuncia de todos los integrantes del organismo, tras una decisión inconsulta relacionada con el otorgamiento de un bono de $500.000 al personal del hospital.
El nuevo Consejo -la mayoría médicos del propio hospital- estará integrado por tres representantes del Gobierno en lugar de cuatro, como era anteriormente. La presidencia será ocupada por Soraya Anis El Kik, médica pediatra y especialista en administración hospitalaria, con más de tres décadas de experiencia en el Hospital Garrahan. Junto a ella, se incorporan Roberto Agustín Dalmazzo, contador público y exdirector del hospital, y Jorge Menehem, médico pediatra, neumonólogo y actual presidente de la Fundación Garrahan, quien también cuenta con una trayectoria extensa dentro de la institución.
La polémica surgió cuando el anterior Consejo de Administración del Hospital Garrahan decidió, de manera unilateral, otorgar un bono de $500.000 al personal del hospital. Sin embargo, lo que más alarmó a las autoridades sanitarias fue que los propios miembros del Consejo se habían incluido como beneficiarios del bono, una acción que el Ministerio consideró inadecuada.
Fuentes cercanas al Ministerio de Salud señalaron que la decisión de otorgar el bono no fue consultada ni evaluada con el Gobierno, lo que generó malestar entre las autoridades, sobre todo teniendo en cuenta el elevado salario de los miembros del Consejo. “Cada integrante del Consejo percibe unos 5.5 millones de pesos al año, lo que generó incomodidad dentro del hospital y apuró la decisión de comunicar el bono sin haber realizado los procedimientos necesarios”, aseguraron las fuentes.
El ministro Lugones solicitó la renuncia de todos los miembros del Consejo y dispuso la devolución del bono correspondiente a los consejeros. No obstante, el bono al personal del hospital ya había sido depositado, y fue respetado en su totalidad, exceptuando a los integrantes del anterior Consejo de Administración.
Con la salida del anterior equipo de gestión, Lugones apostó por una renovación del Consejo con profesionales de larga trayectoria en el Hospital Garrahan, buscando restablecer el clima institucional y garantizar una administración más alineada con los objetivos de la política sanitaria del Gobierno, según detallaron. “Los funcionarios que gestionan la salud deben ser responsables con las cuentas públicas y administrar los recursos con el objetivo de mejorar la calidad de las prestaciones”, remarcaron desde el entorno de Lugones. La necesidad de una gestión prudente y consensuada de los recursos públicos fue uno de los puntos claves de esta renovación en el Garrahan, en un contexto donde el país enfrenta desafíos fiscales importantes.
El ministro de Salud, reconocido asesor en temas sanitarios, tuvo un rol relevante ya desde los primeros días del gobierno de Javier Milei. Aunque no contaba hasta ahora con un cargo oficial, su participación en reuniones de gubernamentales fue significativa porque tenía clara influencia en la discusión de políticas sanitarias y económicas y colaboraba en la toma de decisiones estratégicas.
Desde la asunción del gobierno libertario, Lugones fue considerado uno de los principales candidatos a liderar el Ministerio de Salud, puesto que finalmente fue para Russo, que luego de 10 meses dejó su cargo. De todos modos, antes de esa salida, Lugones mantuvo un papel protagónico en las decisiones de la administración nacional.
La designación de Lugones es el tercer cambio de peso que sufre el gabinete desde la asunción de Milei: a fines de enero dejó su cargo Guillermo Ferraro, y su área (Infraestructura) pasó a ser una secretaría dependiente de Economía. Meses después el propio Presidente decidió desplazar al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien era uno de sus principales hombres de confianza al llegar a la Casa Rosada.