Stonehenge tiene dos «primos» cuya función ha sido un misterio durante miles de años. Uno que acabamos de resolver
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Resulta que Stonehenge, uno de los monumentos más conocidos de Inglaterra —y del mundo— tiene un primo a casi 300 kilómetros en dirección noreste. Dos primos, mejor dicho: Holme I y Holme II. Son dos construcciones circulares que datan de la Edad del Bronce y que fueron bautizadas como Seahenge debido al parecido con Stonehenge —y a lo comercial que resulta el nombre, para qué engañarnos—.
Durante décadas, no hemos sabido para qué pudieron utilizar Seahenge los pobladores de hace 4.000 años, pero un nuevo estudio cree tener la respuesta: fueron monumentos para intentar ganar la batalla al cambio climático.
La casualidad. La expresión "vine buscando plata y encontré oro" encaja como anillo al dedo cuando hablamos de Seahenge. John Lorimer era un arqueólogo aficionado que, en 1998, se puso sus botas de agua para ir a buscar camarones junto a su cuñado en la playa de Holme. Ambos, encontraron una cabeza de hacha de la Edad de Bronce, pero no tenían ni idea de qué era realmente. Lorimer, como era aficionado a esas cosas, fue a la playa en otras ocasiones para ver si podía encontrar algo más y se encontró una segunda cabeza de hacha.
¿A quién no le va a gustar una cabeza de hacha de la Edad de Bronce?
Un amigo de Lorimer y él se pusieron en contacto con el museo del Castillo de Norwich y los arqueólogos del museo examinaron las herramientas, datándolas en la Edad de Bronce, pero Lorimer pensaba que algo más debía haber en la zona. Fue yendo a la playa hasta que dio con algo: el tocón de un árbol. Lo curioso es que estaba al revés y el arqueólogo aficionado continuó visitando la playa que, con la erosión de las olas, fue exponiendo un anillo formado por 55 troncos que rodeaban el tocón.
Seahenge. Lorimer tenía claro que era obra de humanos, por lo que se volvió a poner en contacto con el museo. Los expertos pensaron en un primer momento que podía ser una trampa para peces construida en el periodo anglosajón, pero algo no cuadraba y, ese mismo año, empezaron a excavar para obtener más información. No fue difícil, ya que estaban trabajando en arena y lo único complicado fue lidiar contra las mareas, pero en enero de 1999, y tras una prueba dendrocronológica llevada a cabo por la Universidad de Sheffield, quedó claro: era un monumento de la Edad de Bronce.
Medios locales titularon sus historias como "Nuestro Stonehenge bajo el mar" y, aunque los monumentos no tenían nada que ver (excepto esa disposición circular), como decíamos… el nombre tenía gancho. Lo curioso es que no había un anillo, sino dos. En 1999, durante la excavación de Seahenge, a unos 100 metros de la misma, asomó una segunda construcción. Como ambas estaban cerca del pueblo de Holme, a la primera se la bautizó como Holme I y a la segunda como… Holme II. No se rompieron la cabeza, no.
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Esto… ¿para qué? Tras los análisis, se comprobó que las dos estructuras se habían construido a la vez, en algún momento del 2049 a.C. No eran idénticos, ya que los troncos de Holme I tenían la corteza intacta, mientras que en Holme II no hay corteza y la madera tiene otro color. En el tocón de Holme I tampoco hay raíces, por lo que, en un primer momento, se teorizó con que habían sido utilizadas para la excarnación en un ritual religioso.
Y, precisamente, las teorías apuntaron que las estructuras de Seahenge eran recintos mortuorios o lugares de entierros celestiales como los que hay en otras partes del mundo (bastante… curiosos: el difundo se pone en el centro y las aves carroñeras hacen el resto). No se encontraron evidencias de esto y, mientras que hace tiempo que —creemos— descubrimos para qué servía Stonehenge, con Seahenge el misterio seguía en el aire. Hasta ahora.
Holme I
Un ritual, pero no el que podemos pensar. Saber qué pasaba por la cabeza de las personas de hace más de 4.000 años es… complicado. No hay registros escritos, por lo que los investigadores sólo pueden lanzar hipótesis al aire, pero un nuevo estudio elaborado por la Universidad de Aberdeen ha publicado un informe en el que expone para qué pudieron servir las dos estructuras.
El encargado de la investigación es el Dr. David Nance, quien ha cruzado los datos climáticos del momento de construcción de las dos estructuras, el folclore de la época, la toponimia, los datos ambientales y biológicos. Y su teoría es que Holme I y Holme II se construyeron en un periodo climático extremadamente frío y su función era la de conseguir extender un poco más el verano.
Cuando se expusieron algunas partes de Holme I en el Museo Británico
Más verano, por favor. "Sabemos que el período en el que se construyeron hace 4.000 años fue un período prolongado de temperaturas atmosféricas reducidas e inviernos severos y primaveras tardías que sometieron a estas primeras sociedades costeras a estrés", comenta Nance. Sigue afirmando que "lo más probable es que estos monumentos tuvieran la intención común de acabar con esta amenaza existencial, pero tenían funciones diferentes".
Así, la función era imitar a un pájaro cuco sin plumas con la intención de mantenerlo cantando para extender el verano. "El solsticio de verano era la fecha en la que, según el folclore, el cuco, que simbolizaba la fertilidad, tradicionalmente dejaba de cantar, regresaba al Otro Mundo y el verano se iba con él", añade Nance. Y no es algo que se saque de la manga, sino del folclore y el mito del cuco encerrado por el que un cuco sin plumas fue colocado en un arbusto espinoso con la intención de que no se llevara el verano con él.
Holme II era distinto. Para Holme II tine otra teoría. Para él, señala la leyenda de los 'reyes sagrados', campeones que simbolizaban la fertilidad masculina, sacrificados si la desgracia caía sobre la comunidad en un intento de apaciguar a los dioses —la diosa Venus en este caso— para restablecer la armonía. "La evidencia sugiere que eran sacrificados cada ocho años en Samhain, coincidiendo con el ciclo de ocho años de Venus. La orientación de Holme II es hacia el amanecer en Sahmain en el año 2049, cuando Venus era visible".
¿Cogido con pinzas? Puede ser, pero el profesor añade que "la mejor explicación de ambos monumentos es que tenían funciones diferentes y distintos rituales asociados, pero con un objetivo común: poner fin al frío extremo".
Se pueden visitar (también en los videojuegos). Como suele ocurrir, cuando se quiso mover Seahenge… hubo polémica. Los locales afirmaban que no podían llevárselo de la playa, ya que era un reclamo turístico muy potente. English Heritage, sin embargo, se lo llevó para estudiar cada pieza y para realizar un meticuloso proceso de mantenimiento. Construyeron una réplica de Holme I y el original se puede ver en el Museo Lynn, cerca de su ubicación original.
Con todas las polémicas, decidieron dejar Holme II donde está, aun a riesgo de que el mar termine consumiéndolo (pero bueno, lleva ahí 4.000 años). Y, si te interesa y no puedes viajar a la zona para ver Holme I, siempre puedes hacerlo gracias a los videojuegos. En el título 'Asssassin’s Creed Valhalla' hay un puzle que tiene este centro ritual como protagonista.
Imágenes | Mark Brennand, Museums Collections, -JvL-
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