A las afueras de la Vía Láctea, una señal se repite sin parar cada tres horas. Los astrónomos han descubierto su origen
Una fuente constante de energía ha estado emanando desde las afueras de la Vía Láctea durante, al menos, los últimos 10 años. La señal se repite cada tres horas en pulsos brillantes de alrededor de un minuto. Los astrónomos creen haber identificado el origen de la señal, pero el descubrimiento trajo consigo un nuevo misterio, que han tenido que resolver también.
La noticia. Un equipo del Centro Internacional de Investigación en Radioastronomía (ICRAR) ha descubierto el fenómeno transitorio de radio de mayor periodo jamás detectado. Los astrónomos no solo han logrado identificar la fuente de esta señal sin precedentes, sino también una posible explicación de cómo se generan estos extraños eventos transitorios.
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Un poco de contexto. Los objetos astronómicos con campos magnéticos cambiantes, como el Sol o Júpiter, pueden producir ondas de radio. Se llaman fenómenos transitorios de radio ráfagas breves de emisiones energéticas, a menudo producidas por estrellas de neutrones en rotación.
Los transitorios de periodo largo son un subgrupo muy infrecuente y poco entendido de este fenómeno, lo que hace que el hallazgo que nos ocupa sea particularmente significativo.
El objeto en cuestión. Denominado GLEAM-X J0704-37, se encuentra a las afueras de la Vía Láctea, a unos 5.000 años luz de distancia, en la constelación de Puppis, donde hay menos congestión estelar. Solo hay un puñado de estrellas cercanas, y gracias a ello, los investigadores están seguros de que un sistema estelar en particular está generando las ondas de radio.
El pulso sin precedentes, que dura alrededor de un minuto y ocurre cada tres horas desde hace al menos 10 años, proviene de una enana marrón de tipo M, como revelaron las observaciones del telescopio MeerKAT en Sudáfrica.
Algo no cuadra. Al identificar la fuente de la señal, surgió una nueva incógnita: una enana M por sí sola no podría generar la cantidad de energía observada por los astrónomos. Y sin embargo, observaciones adicionales con el telescopio SOAR desde Chile determinaron el espectro de la estrella, confirmando su naturaleza de enana marrón de tipo M.
Las enanas M son estrellas de baja masa que tienen una fracción mínima de la masa y luminosidad del Sol. Constituyen el 70% de las estrellas en la Vía Láctea, pero ninguna es visible a simple vista. ¿Entonces?
La solución. Una investigación publicada en The Astrophysical Journal Letters sugiere que la enana M está en un sistema binario con una enana blanca, el núcleo remanente de una estrella que ha agotado su combustible nuclear. Juntas, generan la emisión de radio documentada desde hace una década en los archivos del Murchison Widefield Array (MWA).
El equipo planea realizar observaciones de seguimiento para confirmar la naturaleza del sistema y explorar más a fondo este fenómeno astrofísico extremo, que podría estar ocurriendo en otros sistemas similares.
Imagen | ICRAR/Curtin
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